Jerusalén lleva más de 60 años como foco del conflicto entre Israel y gran parte del mundo musulmán. Sin embargo, este conflicto se avivó gracias al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, decidió trasladar la embajada de su país de Tel Aviv a Jerusalén. Esto significa que reconoce la ciudad sagrada como capital israelí.
Ante este escenario, los países musulmanes y grupos terroristas como Hamas y la Yihad Islámica, respaldados por Irán, han amenazado con represalias en caso de que se concrete el traslado de la sede diplomática estadounidense.
- MIRA TAMBIÉN:
A continuación, te dejamos las principales claves para entender este conflicto:
Epicentro de veneración para cristianos, judíos y musulmanes
Jerusalén es venerada y glorificada por tres religiones. Para los cristianos, allí tuvo lugar la vida, pasión y muerte de Jesús, y es el lugar donde su cuerpo fue enterrado. Los judíos veneran el Muro de los Lamentos, lugar donde se esconde la sagrada piedra de Abraham.
Por su parte, los musulmanes custodian la mezquita Al Aqsa y la Cúpula de la Roca, donde se encuentra la piedra sobre la que Abraham se dispuso a sacrificar a su hijo y desde donde Mahoma fue elevado al cielo.
Esta particularidad que la convierte en una ciudad sagrada, llevó a que Jerusalén haya sido objeto de diversas disputas que derivaron en diferentes partes de la historia, en reiteradas conquistas y reconquistas.
División de Jerusalén y décadas de conflicto
En mayo de 1948 estalló la primera guerra árabe-israelí, prolongando batallas hasta julio de 1949, las cuales tuvieron lugar en los alrededores y en el interior de Jerusalén, conflicto que provocó la división de la ciudad en: Jerusalén Este, bajo control árabe y Jerusalén Oeste, en manos de Israel.
El poder de la parte oriental lo tuvo Jordania hasta 1967, zona que incluía la Ciudad Vieja y los lugares sagrados, pero el mismo, año, tras la Guerra de los Seis Días, el control pasó a manos de Israel, cuyo parlamento aprobó una ley para brindar protección a los lugares sagrados, con lo que se garantizaba el acceso a los fieles de todas las religiones.
Este conflicto en torno a la ciudad santa se convirtió en uno de los principales focos de disputa entre israelíes y palestinos, por lo que hasta el día de hoy, estos últimos continúan proclamando a Jerusalén Este como capital de un futuro estado palestino.
En 1993, en el marco de los acuerdos de Oslo, Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), acordaron que el estatus de la ciudad sería discutido en etapas más avanzadas de la negociación, proceso en el que participaron el entonces primer ministro israelí, Isaac Rabin y el presidente de la OLP, Yaser Arafat, con la mediación del expresidente de Estados Unidos Bill Clinton.
El tema volvió a ser discutido siete años después pero no hubo acuerdo. Arafat rechazó todas las propuestas planteadas.
Estados Unidos mediador
La Casa Blanca es un histórico aliado de Israel. Durante décadas, su postura frente al conflicto fue similar a la de la comunidad internacional: una solución de dos Estados que consiste en un Estado de Israel, junto con uno palestino, con una coexistencia pacífica, siendo una hipótesis que ya trabajaba la ONU en 1947 a raíz del Plan de Partición.
En 1967 se estableció una línea de demarcación llamada Línea Verde, con el objetivo de dividir los territorios israelíes y palestinos. En 2009, Benjamin Netanyahu, actual ministro israelí, respaldó esa idea, pero el crecimiento de grupo terroristas no solo han obstaculizado una solución pacífica, sino que aumentaron las tensiones.
Con la llegada Trump a la Casa Blanca, se volvió a poner sobre la mesa la posibilidad de trasladar la embajada norteamericana a Jerusalén.
En 1995, el Congreso estadounidense adoptó una norma por la cual Washington debía enviar su delegación diplomática a la ciudad sagrada, pero una cláusula permite a los presidentes postergar la mudanza por seis meses, potestad que han usado Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama y el propio Trump en su primera etapa de mandato, alegando que esa postura se debía a cuestiones de seguridad nacional.
Trump y una decisión histórica que mantiene en vilo a Medio Oriente
Trump llegó a la Casa Blanca en enero de este año. En su campaña prometió que bajo su mandato, su país fortalecería su vínculo con Israel, y deslizó la posibilidad de llevar la embajada a Jerusalén. Propuesta que fue recibida con beneplácito por Netanyahu, pero durante los primeros meses, el mandatario estadounidense pospuso esa resolución, aunque en las últimas horas esa posibilidad volvió a tomar fuerza.
Trump conversó este martes con cinco líderes de Medio Oriente para comunicarles su decisión: con el primer ministro israelí Netanyahu; Mahmud Abbas, presidente de la ANP; con el rey Abdalá II de Jordania; con el presidente de Egipto, Abdel Fatah al Sisi; y con el rey de Arabia Saudita, Salman bin Abdelaziz.
En un comunicado, la Casa Blanca se limitó a indicar que Trump había hablado con ellos sobre "posibles decisiones respecto a Jerusalén", además de expresarles su "compromiso de impulsar las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos" y de subrayar la importancia de la "cooperación" regional para apoyar ese proceso.
Los Gobiernos de Abbas, de Al Sisi y el rey Abdalá reconocieron que Trump expresó su intención de trasladar su embajada de Tel Aviv a Jerusalén.
Amenaza de los países musulmanes
La decisión de Trump no fue bien recibida por buena parte de los países musulmanes. Incluso grupos terroristas advirtieron represalias.
Como era de esperarse, Irán fue uno de los primeros en alzar la voz. Su presidente, Hasan Rohani, llamó a los países de la región a "romper relaciones" con Israel y criticó a algunas naciones musulmanas por haber "revelado desvergonzadamente su cercanía" con el gobierno israelí.
Si bien no mencionó a ningún país, se especula que hacía referencia a Arabia Saudita, una de las potencias de la región que junto a Israel, consideran a Teherán como la principal amenaza para Medio Oriente. Por su parte, el régimen de Turquía hizo referencia a una "gran catástrofe" si Estados Unidos traslada su embajada, amenazando con romper relaciones con Israel.
- ESTO TE PUEDE INTERESAR:
Por parte, el grupo terrorista Yihad Islámica amenazó a Trump y llamó a los palestinos a unirse en su contra. En el mismo sentido se pronunció el grupo Hamas, advirtiendo que si Estados Unidos hace efectiva esa resolución, significaría "cruzar todas las líneas rojas", convocando a los palestinos a salir a las calles para "expresar su ira".
Ely Karmon, politólogo israelí e investigador del Instituto Internacional para la Lucha contra el Terrorismo (TIC, por sus siglas en inglés), consideró que posiblemente, "la embajada físicamente permanecerá en Tel Aviv al menos hasta las próximas elecciones presidenciales", por lo que de concretarse esto, el embajador estadounidense sí sería enviado a Jerusalén.
Si Trump resuelve trasladar la embajada habría dos opciones: utilizar un terreno que Estados Unidos ha arrendado desde 1989 o convertir el consulado que tiene en la ciudad sagrada en embajada.
- ADEMÁS:
A horas del anuncio del traslado de la sede diplomática, el Departamento de Estado emitió una circular en la que ordenó a sus empleados que eviten ir a la Ciudad Vieja debido a manifestaciones palestinas que fueron convocadas, llamado que también aplica para Cisjordania.
*Con información de Infobae