A cuatro años de la más grande hazaña del deporte guatemalteco, la medalla de plata en 20 kilómetros de marcha atlética, Erick Barrondo, originario de la aldea Chiyuc, San Cristobal Verapáz, rememoró lo vivido en Londres 2012 y abrió su corazón para reconocer que está feliz pero a la vez nostálgico.
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Pese a que no le gradan muchos los festejos y se enfoca más en trabajar, Erick Bernabé fiel a su estilo conmemoró el cuarto aniversario de su gesta deportiva viajando de México hacia Guatemala, tras cumplir con un campamento de altura, previo a competir en los juegos olímpicos de Río 2016.
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“Tengo sentimientos de alegría, pero también tengo nostalgia, el tiempo pasa muy rápido. La mejor manera de honrar un logro tan importante como la medalla olímpica es trabajando para conseguir otra”, sentenció.
Sobre la competencia en ese inolvidable 4 de agosto de 2012, Erick expresó que en los últimos metros no tuvo control de si mismo.
“En los últimos 200 metros estaba desconcentrado, no sabía si me faltaba una vuelta, al cruzar la meta volteo a ver si no había recibido la tercera amonestación, veo en la pantalla y está mi nombre y el tiempo, allí comencé a caer en cuenta de lo que había logrado. Por momentos me hubiera gustado estar en Guatemala para ver como lo vivieron aquí”, asegura.
Barrondo explicó que su vida también cambió radicalmente tras conseguir la plata en los 20 kilómetros en la marcha atlética.
“Han pasado tantas cosas, recuerdo cuando subí al podio y me temblaban las piernas. No olvidaré jamás cuando volví a casa y como me recibió el pueblo de Guatemala. Claro que cambió mi vida, recuerdo las palabras del dirigente Willy Kaltschmitt que una vez me dijo que los medallistas olímpicos vivirán hasta la eternidad”, manifestó.
Tras conversar con los pocos medios de prensa que llegaron al aeropuerto a cubrir su retorno al país, Barrondo recibió el homenaje más sincero: el aplauso de los guatemaltecos que se encontraban en las afueras de La Aurora, lo que conmovió al deportista que saludó y agradeció el afecto de la gente.
No faltaron los abrazos, las seflies, y las frases de motivación y los pedidos de “vamos por oro Barrondo”.
El medallista olímpico tiene poco tiempo para descansar, pues descansará unas horas y este viernes a las 5 de la mañana volverá a entrenarse y el lunes emprenderá el viaje rumbo a Río de Janeiro, para nuevamente enfundarse el uniforme azul y blanco y saltar al circuito en busca, una vez más, de conseguir una gloria deportiva para su país.
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