Al beber, es común que algunas personas que usualmente no fuman tengan la sensación de necesitar un cigarro.
Según el doctor John Dani, neurocientífico y experto en mecanismos de adicción de la Universidad de Pensilvania, esto se debe a los efectos de las sustancias en el cerebro.
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En 2009, el doctor Dani y su equipo publicaron un estudio que demuestra que el recuerdo de fumar se queda grabado en el cerebro y todos los pensamientos asociados a esta actividad, como beber y estar con los amigos,quedan vinculados en la memoria.
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Otro experimento demostró que el alcohol y el tabaco te producen satisfacción solo si los consumes por separado, pero la gente sigue fumando y bebiendo para recuperar esa felicidad.
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En teoría, el ciclo comienza cuando el alcohol potencia el recuerdo positivo de fumar. Pero en el momento en que fumas un cigarrillo mientras bebes, el nivel de dopamina se reduce, lo que provoca la necesidad de beber más para recuperar esos niveles, con lo que el ciclo se repite.
*Con información de Infobae