Los discursos en Naciones Unidas son cosa seria. Unas declaraciones en ese contexto, pensadas y ensayadas como son para el escenario de mayor proyección internacional, deben ser analizadas detenidamente.
El Presidente Morales declaró non grato a Iván Velásquez, empleado de la ONU, argumentando que se había salido de sus competencias y que sus presiones son “ilegales, inconstitucionales e ilegítimas”.
Un discurso en la Asamblea era una buena oportunidad para ponerle nombre y apellidos a eso. Sin embargo, lo más cerca que el Presidente estuvo de hacerlo la semana pasada fue esta frase:
“Sea cual sea la forma de injerencia que se haga, directa o indirecta, mediática o a través de cualquier acto que pareciere inconexo puede considerarse como una afectación a la soberanía y todo ello afecta el accionar del país”.
“Algún acto inconexo” y “afectación que afecta” son expresiones que no logro comprender. Se las dejo a los que tengan mejor imaginación que yo.
Por injerencia mediática habrá que suponer que se refiere a la queja de que se ha violado la presunción de inocencia, haciendo públicas las acusaciones en ruedas de prensa. Esto es sin duda un problema en los sistemas políticos mediatizados pero ¿cuál es la alternativa?
¿En serio estamos planteando que las acusaciones del MP sean secretas? ¿Queremos un Ministerio Privado? ¿Esperamos que si la CICIG presenta un caso contra un Presidente en ejercicio del poder lo mantenga oculto o no entre en detalles al explicarlo? Eso haría un daño terrible a nuestra democracia.
El Presidente además, y una vez más, no da ejemplos. No concreta en qué caso específico se violó el principio.
Me imagino a un diplomático de alto nivel escuchando atento (alguno hubo de haber) el discurso en el pleno, con aire confundido. No conoce el caso guatemalteco y se pregunta: “¿A qué se refiere exactamente con “politización de la justicia” con “acto inconexo”?”
En ese momento se voltea hacia un asesor y le comparte su confusión. “Es que le investigan a él personalmente por financiamiento electoral”. “Ah ya, todo claro”. Voltea la cabeza y pasa a pensar en otras cosas.
Si vas a trasmitir un mensaje tan grave como que un órgano de la ONU está jugando a política en tu país (que no es imposible), es mejor que tu discurso sea contundente pues de lo contrario la otra versión más creíble, por puro principio de Navaja de Ockham, se impondrá a la tuya.
Si no, lo que pasa es que la confusión que pareciere directa o indirecta crea una afectación inconexa que afecta tu imagen y credibilidad.
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