Un hombre fue condenado a 24 años de prisión por abuso sexual a un menor. Amenazó a su víctima, su propio hijo.
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La historia inicia en noviembre de 2018. Ernesto, como le llamaremos para proteger su identidad, en aquel entonces era un niño de 12 años. Tenía otros hermanos y, como a cualquier pequeño de su edad, le gustaba mucho jugar. También tenía primas, un poco menores que él; entre todos se divertían jugando.
De pronto, Ernesto cambió. Ya no quería estudiar, padecía fiebres repentinas sin causa aparente. Cada mañana tenía este padecimiento y no tenía ningún otro síntoma.
La madre del pequeño sospechó que algo ocurría en su escuela. Habló con maestras y compañeros, pero todos coincidían que el niño estaba bien. La mujer no comprendía a qué se debía la fiebre espontánea y siempre ocurría de noche o durante la madrugada.
"Estoy bien, mamá", decía Ernesto ante las preguntas de su madre. A veces no decía nada y solo guardaba silencio.
Ernesto continuaba con el cambio de actitud. De ser un niño muy animado, alegre y feliz, pasó a ser uno serio y en apariencia triste. La familia no entendía a qué se debía este cambio tan drástico.
Un día, una de las tías de Ernesto escuchó que una de sus hijas, de nueve años, decía que su primo la amenazaba con hacerle una "mama-mama", pero no entendía a qué se refería con esa palabra.
La tía tuvo curiosidad, debido a que lo decían a escondidas. La madre de las pequeñas cuestionó a la mamá de Ernesto. Ella intuía que algo no estaba bien y que esa palabra podría tener otro significado.
Ese día se supo la verdad: Ernesto estaba siendo abusado sexualmente.
Así delató a su agresor
La mamá de Ernesto llegó a su casa. Estaba molesta porque le habían dado una queja de su hijo.
Se acercó a Ernesto y le preguntó qué era "mama-mama", que era lo que constantemente le decía a sus primas.
El niño dijo que significaba "mamada", pero no quería decir más. La mamá, desconcertada, le exigía que le dijera en dónde había aprendido esa palabra y qué significaba, pero Ernesto tenía miedo de decir la verdad.
Fue hasta que la mamá sacó un cincho bajo la amenaza de pegarle que Ernesto soltó en llanto y confesó: "Mi papá me ha violado y me dijo que le hiciera lo mismo a mis primas".
La mamá de Ernesto no lograba creer lo que estaba escuchando de su hijo menor. En ese momento, el papá salió del baño y fue encarado por la mamá.
El hombre decía que su hijo estaba mintiendo y que no era cierto, pero la mamá le creyó a Ernesto y le dijo al hombre que se marchara de la casa.
"Te vas a ir a la cárcel"
Una vez que el hombre se marchó, Ernesto empezó a contarle todo a su mamá.
Le dijo que tenía miedo y que no había dicho nada, porque su papá lo amenazó, le dijo que si le decía algo a alguien, él se iría a la cárcel.
De hecho, el niño confesó que, ese mismo día en que se supo la verdad, horas antes había sido abusado sexualmente por su papá.
Ernesto confesó que la primera vez ocurrió en noviembre de 2018, luego durante varios meses de 2019.
Los abusos fueron cometidos durante la noche y madrugada; el agresor aprovechaba que su hijo estuviera solo para violarlo. Por ello, el pequeño sufría fiebres repentinas que nadie podía explicar.
La mamá denunció al papá de sus hijos. El hombre fue capturado y procesado penalmente.
"Mi papá, la primera vez que me hizo eso fue de noche, como a las siete de la noche. No recuerdo el día exacto, pero fue en noviembre, cuando estábamos solos en la casa. Él me agarró duro de las manos y me llevó a su cama, me bajó la pantalonera y el calzoncillo. Me tapó la boca y me dijo que no fuera a decir a mi mamá lo que iba a hacer. Después él se bajó su pantaloneta y calzoncillo...", fue parte del testimonio de Ernesto, el cual fue presentado durante el juicio.
El hombre se llama José Amílcar Tahual, de 42 años; fue condenado a 24 años de prisión. Un Tribunal lo encontró culpable del delito de violación con agravación de la pena en concurso real.
