Visitar el restaurante es como estar en la India, el ambiente, la música y sobre todo la comida, te transportan a aquel país.
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Dicen que todo lo bueno entra por los ojos y los aromas. Y así fue esta experiencia en el restaurante Little India, en donde se puede encontrar comida 100% hindú.
Todo empieza desde que se ingresa al restaurante. Es como si se viajara a la India en un solo paso. Los comensales son recibidos por una amplia entrada decorada con colores dorados.
Varias lámparas colgantes iluminan el lugar, mientras que al fondo se observan algunos elefantes que acompañan a los visitantes mientras degustan sus alimentos.

Sin saberlo, fui recibida por el Chef, quien se encontraba en la puerta. Además de una gran amabilidad, me explicó cada platillo que él consideraba perfecto para una persona que probaría por primera vez la comida hindú.
Al fondo, suena música de la India. En el televisor no se observa nada más que los grupos de moda de ese país. Vestidos con colores intensos y bailes modernos adaptados a su cultura. Mientras que el menú está decorado con gráficos Mandala.

Después de observar el menú y escuchar al artífice de los platillos opté por el Mutton Seekh Kabab Masala, que consiste en rollos de cordero molido horneado en un tandur (horno hecho de arcilla, el fuego es alimentado con carbón) y sazonado con cilantro y menta. Acompañado de una salsa roja elaborada con tomates, jengibre, comino, cilantro y otras especies.

No lo sabía, pero la costumbre es que los alimentos se sirven en un plato hondo, el cual queda en la mesa, mientras que la porción que se consumirá se coloca en otro recipiente donde también se colocan los acompañamientos. Como guarnición escogí Vegetable Pulao, preparado con arroz basmatt, cocido con verduras frescas y comino. Una delicia.

Siempre me dijeron que la comida hindú era muy picante, pero no es así, puede pedirse moderado o leve. La combinación de sabores y el toque de las especies fue un manjar para el paladar. La bebida, una delicia. El Badam, elaborado con yogurt almendras, azafrán, cardamomo y un toque de leche.
En el lugar habían varias personas. Todas llegábamos por primera vez. Los meseros explicaban con mucha paciencia a cada uno, el contenido de los platillos. Los rostros de los comensales eran de satisfacción. Dependiendo del apetito de los comensales, un platillo puede alcanzar para dos personas.
El Chef y los cocineros son de la India, así que mantienen el sabor tradicional. "Es como si estuviera comiendo allá, pero aquí en Guate", me dijo el mesero.
Llegó el momento del postre. Me recomendaron el Gulab Jamun. Son bolitas dulces a base de leche y queso que se preparan con calentado de leche a fuego lento que se sumergen en un almíbar de azúcar aromatizado con cardamomo y azafrán. En Little India le agregaron un toque personal, pues es acompañado con helado y adornado con nueces secas.

El restaurante está ubicado en la 18 calle del bulevar Los Próceres, dentro del centro comercial Gourmet Center. El parqueo por tres horas tiene un costo de 10 quetzales y durante los fines de semana se cobra el mismo precio todo el día.