Los sueños se cumplen si te esfuerzas, justo como hizo Fernando López, un guatemalteco que encontró el éxito en Taiwán.
Con la frase “Las personas que estudian, el cerebro no envejece”, López enseña a los taiwaneses a comunicarse en diferentes idiomas, en la academia que él mismo creó, junto a su esposa.
Aunque las circunstancias lo llevaron a aplazar sus estudios universitarios por 10 años, cuando los retomó, se graduó de Ingeniero Industrial en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Luego, para seguir profesionalizándose, buscó otras formas de crecer.
“Cuando estaba en la universidad, los catedráticos siempre nos recomendaban estudiar un segundo idioma, decían que hablar inglés ya no era suficiente como ventaja competitiva, y entre los que sugirieron estaba el chino”, explicó Fernando al contar su historia a Soy502.
López decidió estudiar esta lengua en Calusac, pero no se quedó allí, junto a un grupo de amigos indagó minuciosamente acerca de las becas en el extranjero.
“La limitación de las becas de Segeplan para estudiar una maestría era de 35 años y yo tenía 38, pero no me rendí, busqué otras alternativas que se adecuaran a mi edad”, expresó.
Pronto descubrió que Taiwán no tenía límite de edad en sus ofertas de estudio para extranjeros y conoció el Programa especial para egresados de universidades públicas de Centroamérica, a través del Consejo Superior Universitario Centroamericano CSUCA.
“Solicité la beca en ese programa, ellos enviaron la documentación a la Universidad de Taiwán y tras unos meses de espera, fui seleccionado”, contó.
En 4 meses, el guatemalteco empezó su nueva faceta como estudiante en un país nuevo. Fer estudió una maestría en Administración de Empresas (Global MBA) a partir del año 2009 en la National Chiao Tung University, pero no todo fue fácil.
“Las primeras tres semanas de clase no entendí nada, pues todo estaba en inglés, pasaba tardes enteras estudiando con el traductor de google, pues sabía ciertos temas en español, decidí no darme por vencido y no quejarme, estaba cumpliendo mi sueño y no iba a permitir que nada lo arruinara”, aseguró.
Con el tiempo, Fernando enriqueció su vida gracias a sus experiencias y a la diversidad cultural aportada por muchos de sus compañeros y amigos.
“Me empapé de diferentes culturas, costumbres religiosas y estilos de vida, en otro país te das cuenta lo grande que es el mundo”, afirmó.
También admitió que hubo choques culturales: “El más fuerte, a parte del clima (más caluroso y húmedo) y el idioma, fue la comida, totalmente diferente a lo que conocía como 'comida china' en Guatemala”, contó.
López asegura que siempre fue arropado por la amabilidad de los taiwaneses hacia los extranjeros, algo que rápidamente lo hizo sentir en casa, incluso encontró el amor.
Al terminar su maestría y afianzar su vida en el país asiático, inició un nuevo reto: su propia academia de idiomas llamada “Conquer Language Center”.
Previo a su emprendimiento educativo, López logró un trabajo en una empresa de maquinaria textil donde se dedicaba a las ventas para Latinoamérica, pero había una desventaja.
“No estaba mal pero tenía que vivir en una ciudad diferente a la de mi esposa y eso no me gustaba, busqué trabajo en la localidad y mientras encontraba una oportunidad que se adecuara, comencé a dar clases de español”, dijo.
“Mi esposa es maestra profesional de chino y nos pareció buena idea abrir una página en Facebook para promocionar español y una para promocionar clases de chino para extranjeros; para nuestra sorpresa se registraron varias personas”, continuó.
Poco a poco se corrió la voz: “Cada vez más personas nos comenzaron a seguir en redes sociales y se inscribieron”, afirmó.
“Enseño español a niños, adolescentes y adultos para la preparación del examen DELE (título oficial del dominio del idioma español, otorgado por el Instituto Cervantes) y español de negocios", contó.
Su esposa, Yolanda Yu, enseña chino y español, y ahora trabajan con profesores nativos de italiano, turco, indonesio, vietnamita, francés, alemán, tailandés, ruso y próximamente portugués.
Además, el guatemalteco diseñó y publicó dos libros especializados para aprender español, cuyas portadas incluyen la imagen del Gran Jaguar de Tikal y el Arco de Santa Cataliana, en Antigua Guatemala, ambos se titulan: “Mi primera clase de español” y “Mi segunda clase de español”.
“Los libros utilizados para dar clases aquí estaban orientados a personas españolas o estudiantes europeos y estadounidenses, no había material específico para sinohablantes y no se adaptaban a la realidad taiwanesa; nosotros vimos la oportunidad y escribimos nuestro propio material orientado a ellos”.
“Una editorial nos apoyó, aceptó nuestra estructura, el contenido e incluso la portada con los reconocidos monumentos de Guatemala. De nuestro primer libro ya se publicó la segunda edición y actualmente trabajamos en el tercero y cuarto libro”, contó.
El consejo de Fernando a quienes buscan sobresalir es:
“Si quieres recibir algo tienes que buscar la forma de que suceda, tú tienes que crear las oportunidades”.
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