La pandemia de coronavirus no es la primera que se vive en Guatemala. Hace un siglo, en 1918, la "gripe española" hizo estragos en el país. Según investigaciones médicas y demográficas, se calcula que este brote de influenza mató entre 40 y 50 millones de personas en el mundo.
El antropólogo Richard N. Adams investigó cómo enfrentó Guatemala esta pandemia y qué efectos tuvo en la población, la economía y la vida política. Si quieres ver el estudio completo, lo puedes encontrar aquí:
Para hacer esta investigación, Adams utilizó como fuente los registros nacionales, correspondencia de gobierno y los periódicos de la época. Los datos más detallados provienen del departamento de San Marcos, que según el académico, fue uno de los más afectados en 1918.
Aquí te compartimos el resumen de las conclusiones del antropólogo:
De 75 mil a 150 mil muertos
Adams explica que el gobierno de la época, presidido por Manuel Estrada Cabrera, registró con poco rigor los datos de la epidemia. Esta entró a Guatemala en el segundo semestre de 1918 y provocó mayor número de enfermos y muertos entre octubre y diciembre de ese año.
Luego de cotejar los datos disponibles de morbilidad y mortalidad, el investigador estima que la gripe española mató en Guatemala de 75 mil a 150 mil personas.
Adams sostiene que la influenza fue especialmente devastadora en el altiplano occidental, sobre todo entre la población indígena. Reportes locales de ese entonces mencionan que los contagios de gripe abarcan al 50% o más de la población de estas comunidades.
Según Adams, el departamento de San Marcos fue posiblemente el más afectado del país y el municipio de Comitancillo habría sido el que más sufrió: se habría contagiado el 80% de los pobladores y 10% de la población total del municipio habría sucumbido a la influenza.
Afectó a ricos y pobres
Las fuentes consultadas por Adams describen un altiplano occidental devastado por la enfermedad, donde familias enteras perecieron por la gripe, con fincas diezmadas, desde el propietario hasta los mozos, y pueblos abandonados. El investigador enfatiza que las fuentes de la época mencionan que la gripe arrasó especialmente con la población indígena, desde Chimaltenango hacia la frontera con México.
Los reportes periodísticos señalan la virulencia de la epidemia entre la población indígena.
La "gripe española" cobró víctimas en todas las clases sociales.
La incapacidad del Estado
La pandemia de "gripe española" ocurrió en 1918, un año después del terremoto de 1917. El gobierno de Manuel Estrada Cabrera, golpeado ya por ese desastre, tenía poca capacidad para atender una nueva catástrofe.
Pero más allá del fracaso del régimen, Adams apunta que ningún sector de la sociedad guatemalteca estaba preparado para enfrentar la pandemia. La investigación muestra varios documentos que denuncian la inexistencia -o la tardanza- de medidas sanitarias y la falta de recursos para contener a la enfermedad.
Ya cuando lo peor había pasado, en 1919, los diarios guatemaltecos publicaban este tipo de noticias:
"De Jalapa: "La epidemia gripal salió ya de aquí, por sus propios esfuerzos o porque Dios así lo dispuso; pues en este lugar desheredado de la Patria, ninguna medida se tomó ni por autoridades ni vecinos para libramos de tan terrible flagelo". De Los Altos: "La salubridad en las altiplanicies y costas es ya satisfactoria. Concluyó la atroz mortandad de indios. Hay que dar gracias, en primer lugar, a la Providencia, pues por lo que toca a las autoridades aunque algo hicieron en favor de la salubridad, eso quedó desvirtuado en parte por los innumerables disparates que luego cometieron permitiendo funciones religiosas en el interior de las iglesias, fiestas en los pueblos, etc."
Asimismo, se menciona la acción decisiva de algunos médicos que enfrentaron la pandemia, como lo hicieron en San Marcos los doctores Francisco Asturias, Ricardo Chávez o o Ramón Solórzano, éste último fallecido en la lucha contra la influenza. El Jefe Político del departamento los menciona en su informe anual de 1918.
El golpe económico
La pandemia de gripe española afectó a la economía del país. Adams incorpora en su estudio datos sobre la exportación de café que muestran que la producción de café de exportación tuvo una caída del 14% en 1918.
El antropólogo también cita varios artículos de periódico de la época, donde se mencionan el grave problema económico que suponía la muerte de la fuerza laboral.
Pese a que el café llegó a cotizarse a un buen precio, hasta 20 dólares el quintal, buena parte de la cosecha se perdió porque no hubo quien la recogiera después de la "gripe española".
Las consecuencias políticas
Adams concluye que la pandemia de 1918 tuvo dos consecuencias políticas principales. Ante todo, visibilizó la injusticia del trato impuesto a la población indígena. Según Adams, ello contribuyó a atizar el "movimiento indigenista" que primero desde las aulas universitarias, y luego desde el Ejército, empezó a abogar por la necesidad de mejorar las condiciones de vida de los indígenas, bajo el supuesto de que esto convenía a la estabilidad del Estado en su conjunto.
Asimismo, argumenta Adams, la pandemia fue un elemento más que vino a mostrar las falencias del gobierno de Manuel Estrada Cabrera y a debilitarlo, al punto de que el dictador fue derrocado en 1920. Sin embargo, ¿fue la pandemia la que le dio el tiro de gracia al régimen?
Adams concluye que más que exponer la incapacidad del dictador, la falta de respuesta eficaz ante la pandemia reveló las debilidades del Estado y la sociedad guatemalteca, muchas de las cuales aún persisten, un siglo más tarde.