Yerry Mina es de esos jugadores que nunca pasan desapercibidos. Pueden ser su 1.95 metros de altura, la sabrosura de su baile cuando anota un gol o su sorprendente fichaje por el Barcelona. Y en el Mundial de Rusia comienza a hablarse de una mina a explotar.
Su gol ante Senegal, en la victoria 1-0 en la tercera y última fecha del Grupo H, que le abrió a Colombia las puertas de los octavos de final, pusieron nuevamente a Mina en las portadas del fútbol.
El colombiano llegó al club catalán en enero procedente del Palmeiras de Brasil, donde fue titular indiscutido durante dos años tras su arribo en 2016 desde el Independiente Santa Fe.
En las oficinas del “Verdao” se presentaron los azulgranas después de recorrer el mercado latinoamericano buscando un defensor central con proyección. Se encontraron a Mina y adquirieron su ficha por casi 12 millones de euros.
Sus origenes
El adolescente cargador de verduras que caminaba a veces descalzo en las polvorientas calles de su natal Guachené, en Cauca, se iba a codear con la realeza del fútbol, con un tal Messi y un tal Cristiano Ronaldo.
El que muchas veces pidió poder subirse por la puerta de atrás de los buses públicos para ahorrarse el boleto, porque necesitaba ese dinero para alimentarse, o "porque simplemente no había”, se iba para Europa, aunque después jugara poco en el Barcelona.
"Ahora, con los pies en la tierra y los ojos en el cielo", fue la frase que más repitió durante su presentación, una metáfora de la vida de un hombre que aprendió a sobrevivir para vivir, pero siempre con la fortaleza de su fe cristiana.
Por eso no es raro que agradezca a Dios todo aquello que hace o conquista. Como por ejemplo el gol a los leones senegaleses, vital para que Colombia se impusiera en Samara y firmara su pase a la siguiente ronda.
"Es un premio para el trabajo de todo el equipo y me alegra que el gol sirviera para ser primeros de grupo", comentó tras ser elegido el mejor jugador del crucial partido.
Goleador
Mina pegó un salto tremendo para bajar la pelota que Quintero ejecutó del tiro de esquina. Era el minuto 75. El del Barcelona hizo un movimiento de distracción y se elevó sobre dos senegaleses espigados como él para romperle el arco a NDiaye.
"Esta victoria nos motiva mucho, cada vez que salimos al campo a jugar vamos es con papa y yuca", comentó un locuaz Mina, que en palabras simples quiso decir con ganas.
Se trata del segundo gol del colombiano en su primera Copa del Mundo. Le marcó a Polonia en la goleada 3-0, el primer tanto, también en las alturas, que desató luego la mejor expresión del fútbol de los cafeteros.
Ahora Inglaterra aparece en el horizonte de los colombianos, y Mina vivirá un duelo realmente particular con el goleador del Mundial, Harry Keane.
"Tenemos que estar tranquilos, esto ahora comienza, el que pierda se va, y Colombia está para grandes cosas con la ayuda de nuestro Señor", concluyó Mina, ese muchacho corpulento, simpático y bailarín que se está robando el show en Rusia.
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