El papa Francisco reanudó las audiencias públicas de los miércoles en el palacio episcopal y no en la plaza de San Pedro como fue la tradición hasta la pandemia.
Unas 500 personas, con mascarillas de protección, pudieron asistir al acto. El papa no portaba cubrebocas.

La última audiencia pública del papa se remonta al 26 de febrero, a la que asistieron unas 12 mil personas, muchas de ellas con mascarillas.
Las audiencias fueron suspendidas después de que Italia decretó a inicios de marzo estrictas medidas de confinamiento para evitar la propagación del virus en toda la península.
La iglesia de ajustó a esas medidas y muchos sacerdotes celebraron sus oficios por televisión, radio o redes sociales.
Francisco, que ama el contacto directo con las personas, hasta ese momento solía estrechar decenas de manos y besar a los niños que asistían en la primera fila a las audiencias.

Habla de Líbano
Líbano, enfrentado a "un peligro extremo", no puede ser "abandonado a su suerte", pidió el miércoles el papa Francisco, en un largo mensaje dedicado al país tras su audiencia general.
El papa pidió a los creyentes del mundo "una jornada universal de ayuno y oración por Líbano el próximo viernes 4 de septiembre", cuando se cumpla un mes de la terrible explosión en el puerto de Beirut que devastó la capital y en la que murieron al menos 188 personas.

Para esta fecha, Francisco enviará a Líbano a su mano derecha y secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin.
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