En junio celebramos el Día del Maestro y reconocemos a quienes están haciendo una gran labor en las aulas.
Felicitamos a los maestros ejemplares que trabajan más allá de lo esperado. Quienes toman en serio el papel de mentores pueden hacer la diferencia en la vida de los estudiantes. La expectativa positiva que el maestro tiene de un alumno logra maravillas al hacerlo saltar por encima de la barra para alcanzar sus metas personales, académicas y profesionales.
Es importante reflexionar en estos días sobre las condiciones que enfrentan los 134 mil maestros de Guatemala. Estamos aún pendientes de implementar una carrera docente que incorpore todos los elementos para su desarrollo profesional y se base en el concepto de meritocracia. Es importante seleccionar a los mejores candidatos para ingresar a la profesión docente, fortalecer la formación inicial, que hoy día ya se da en el nivel universitario, pero puede ir mejorando si se toman en cuenta las mejores prácticas.
La carrera docente debe incorporar un sistema de selección y contratación que permita que se integren los docentes más preparados, con las destrezas, habilidades y competencias para realizar una buena labor en el aula. Se debe dar mayor valor a la calidad del docente y verificar su vocación. Segundo, promover una formación inicial y continua para los maestros de primer nivel, empezando por un sólido conocimiento del contenido, así como el dominio de metodologías efectivas de enseñanza. La carrera docente también debe incluir evaluación del desempeño e incentivos alineados con los resultados de aprendizaje de los estudiantes.
En la región, países como Brasil, Chile Colombia, Ecuador y Perú cuentan con programas de incentivos por desempeño. Por ejemplo, en el Estado de Pernambuco, en Brasil, se implementó un programa innovador de incentivos para las escuelas. Se otorgan bonos a todos los funcionarios de un centro educativo, docentes y no docentes, proporcionales al cumplimiento de los objetivos que la propia escuela fija en relación con mejoras en los puntajes de las pruebas de aprendizaje en matemática y lenguaje, y en las tasas de aprobación de primaria y secundaria.
También tenemos como asignatura pendiente impulsar la carrera del director de centro educativo de primaria. En dicho nivel los directores tienen puesto de maestro-director y no cuentan con una formación especializada para esta labor. En los centros educativos donde el director lidera al equipo docente y trabaja con los padres de familia y los estudiantes, se logran resultados muy positivos. Son escuelas que sobresalen y superan las expectativas de su contexto.
Hemos avanzado en elevar la formación docente al nivel superior y se cuenta con un programa de profesionalización docente que deberá contribuir a mejorar la educación en las escuelas, pero aún no se evidencia claramente el impacto en el aprendizaje de los estudiantes.
Por otro lado, no se cuenta con evaluación del desempeño ni hay incentivos que premien a quienes realizan una labor destacada. Para contar con educadores preparados y comprometidos requerimos una carrera docente que motive a los mejores estudiantes de la secundaria a considerar el magisterio como opción y luego que los retenga con incentivos que hagan atractiva la profesión, pero que a su vez ponga en el centro del sistema educativo el aprendizaje y formación de los niños y jóvenes.
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