Ecuador. Enero 2018. Javier Córdova, Ministro de Minería, renuncia a su cargo porque un grupo de ambientalistas solicita su salida al mandatario Lenín Moreno. La razón: supuestamente haber otorgado una concesión en una zona no apta para la industria extractiva. En una semana, el caso está cerrado.
Gran Bretaña. Febrero 2018. Michael Bates, Secretario de Desarrollo Internacional, llega dos minutos tarde a una citación al Parlamento. Su demora le impide escuchar la pregunta de una legisladora. Luego de contestarla, presenta su renuncia, avergonzado por su demora.
Alemania. Marzo 2011. El ministro de Defensa, Karl-Theodor zu Guttenberg, figura estelar del gobierno de Ángela Merkel, entrega su dimisión cuando un diario revela que plagió “parte” de su tesis doctoral. El 75 por ciento de sus conciudadanos (entre los cuales estaba su jefa) se oponía a su salida del gobierno. Pero ésta se concretó.
Guatemala. Marzo y mayo, 2018. Alfonso Alonzo, Ministro de Ambiente y Recursos Naturales, utiliza un helicóptero para votar en la Consulta Popular. Le tocaba hacerlo en Santiago Sacatepéquez y prefirió llegar volando, porque “andaba en cuestiones personales”. Citado en el Congreso dice haber costeado el viaje, pero no atina a decir cuánto pagó ni a quién. Semanas después se revela que, gracias a sus buenos oficios, dos de sus ex parejas y su ex cuñado cuentan con sendos contratos en el Estado en la dependencia que él dirige. La madre de una de sus hijas, para colmo, fue contratada para ahorrarle al funcionario el incómodo trance de enfrentar un juicio por pago de pensión alimenticia.
Dos días después de revelarse la información sobre las contrataciones, el titular de la cartera le cuenta a la prensa que los vínculos laborales han sido rescindidos. ¿Carta de renuncia? Ni por asomo. ¿Destitución inmediata por parte del mandatario Jimmy Morales? No, tampoco.
Ni existe, por supuesto, constancia del trabajo que desempeñaron las madres de las pequeñas como consultora (la primera) y como educadora ambiental (la segunda). Ni una ni otra tienen experiencia en recursos naturales. Pero bueno, él tampoco. Alonzo no es Licenciado en Ciencias Ambientales ni nada parecido. Es amigo de Jimmy Morales, a quien conoció durante la campaña presidencial cuando le hizo algunas entrevistas en un canal de cable de su natal Santiago Sacatepéquez.
Alonzo ha sido camarógrafo (de Alfonso Portillo), asesor en el Congreso, contratista del Estado (le alquila un inmueble al Ministerio de Gobernación desde 2013) y candidato a alcalde de Santiago Sacatepéquez por el desaparecido partido Lider. Nada en su hoja de vida indica de dónde viene su “expertise” en Medio Ambiente. O en Recursos Naturales. Sin embargo, el problema que atañe a la administración Morales no tiene nada que ver con sus credenciales académicas, sino con el enorme desgaste que le genera al mandatario el que una persona abuse de su cargo de una forma tan cínica y no reciba, ni siquiera, un jalón de orejas.
Pero bueno, la fórmula mágica en el Ejecutivo parece seguir un patrón que se ha repetido más de una vez: se comete el error, se pesca “in fraganti”, se devuelve la plata (o se despide a quien toca) cuando lo descubren. Y aquí no pasó nada. ¿A los cuántos escándalos toca la destitución? Nadie sabe. Nadie supo.
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