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El Covid-19 repite la historia de una pandemia de hace 1,500 años

  • Con información de El País
11 de abril de 2020, 10:43
La Plaga Justiniano asoló el mundo hace 1,500 años. (Fotografía: AFP)

La Plaga Justiniano asoló el mundo hace 1,500 años. (Fotografía: AFP)

La Universidad de Barcelona publicó una investigación que destaca las similitudes entre la pandemia del coronavirus y la "Plaga de Justiniano" que asoló el mundo en el año 541. Más de 50 millones de personas murieron en cuatro años por la peste bubónica.

La "Plaga Justiniano" llegó del extranjero y se extendió rápidamente desde los puertos adonde arribaban los pasajeros infectados, asintomáticos o no.

No había cura disponible que pudiera pararla, todos los habitantes estaban confinados en sus casas para evitar contagios, la economía se paralizó, el ejército vigilaba las calles. Había médicos contagiados trabajando hasta la extenuación, miles de fallecidos diarios sin enterrar durante “muchos días porque quienes cavaban ya no se daban abasto…". Esto ocurrió hace 1,500 años. 

Una plaga letal

Es el relato de Procopio de Cesarea, un destacado historiador bizantino del siglo VI, el que detalla sobre la peste bubónica que asoló el mundo entre el 541 y 544, desde China hasta las costas de Hispania. El estudio "La plaga de Justinià, segons el testimoni de Procopi", (La plaga de Justiniano, según el testimonio de Procopio), recopilado por Jordina Sales Carbonell, investigadora de la Universidad de Barcelona.

A día 1 de abril de 2020, determinadas similitudes y paralelismos del comportamiento humano frente a un virus y sus consecuencias nos parecen tan cercanas y actuales que, a pesar de la tragedia que estamos viviendo en primera persona, nunca podemos dejar de maravillarnos de cómo se repite la historia.
Jordina Sales Carbonell
, investigadora de la Universidad de Barcelona.

En el 541, durante el reinado del bizantino Justiniano, se desató un brote de peste bubónica en el imperio. “La alarma surgió en Egipto, desde donde la infección se expandió de forma rápida y letal”. Procopio lo plasmó en su libro, contando cómo los soldados iban contagiando a otros al llegar a los puertos de Europa, África del Norte, Persia y desde allí a China.

En aquel entonces Procopio era consejero general convirtiéndose en un testigo privilegiado de la pandemia que recibió el nombre de "Plaga de Justiniano".

Se declaró una epidemia que casi acaba con todo el género humano de la que no hay forma posible de dar ninguna explicación con palabras, ni siquiera de pensarla, salvo remitirnos a la voluntad de Dios.
Procopio de Cesarea
, historiador bizantino.

Los picos de mortandad subieron de 5 mil a 10 mil víctimas al día, e incluso más. 

  • ENTÉRATE:

Todos en casa

La enfermedad no excluyó clases sociales ni edad, simplemente no había límites para esta plaga y la cura no llegaba. Así, el confinamiento llegó para todos. Era muy difícil ver a alguien en lugares públicos. Todos permanecían en casa para no contagiarse. 

Algunos cuidaban de los enfermos en sus hogares o lloraban a sus muertos, según Procopio. Y lo hacían “con ropa cualquiera, como simples particulares”, lo que la historiadora de la Universidad de Barcelona, traduce con cierta sorna como "en chándal de la época”.

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Justiniano, distribuyó "pelotones guardias de palacio" por las calles y nombró un jefe de gabinete que era el encargado de sepultar a los cuerpos que no tenían nadie que se ocupara de ellos.

El colapso y el caos se convirtieron en inevitables y los cadáveres se lanzaban también a las tumbas de otros, a escondidas o con violencia. Incluso los ilustres, permanecieron sin sepultar durante muchos días, así que los cuerpos se amontonaron de cualquier manera en las torres de las murallas.
Procopio de Cesarea
, historiador bizantino.

  • ASÍ TE LO CONTAMOS:

Economía

La economía, mientras tanto, se derrumbaba: 

Las actividades cesaron y los artesanos abandonaron todos los empleos y los trabajos que llevaban entre manos
Procopio de Cesarea
, historiador bizantino.

Pero a diferencia de hoy en día, las autoridades fueron incapaces de organizar unos servicios esenciales.

Parecía muy difícil obtener pan o cualquier otro alimento, por lo que, para algunos enfermos, el desenlace final de la vida fue, sin lugar a dudas, prematuro debido a la falta de artículos de primera necesidad.
Procopio de Cesarea
, historiador bizantino.

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El final

Cuando finalmente se superó la pandemia en el 544, surgió, recuerda la historiadora, un aspecto positivo: “Quienes habían sido partidarios de las diversas facciones políticas abandonaron los reproches mutuos", fueron algunas de las palabras de Procopio.

Este punto justo de poesía nos hace vislumbrar el optimismo y la esperanza de que tal vez nos permitirán salir adelante y no volver a tropezar de nuevo con la misma piedra.
Jordina Sales Carbonell
, investigadora de la Universidad de Barcelona.

  • CONOCE LA HISTORIA:

*Con información de: El País

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