Mientras la pandemia sigue cobrando miles de vidas alrededor del mundo, más de 60 equipos en diferentes países trabajan para crear una vacuna contra el coronavirus en este momento, según detalla la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Grupo de Vacunas de la Universidad de Oxford comenzó a trabajar a fines de enero, en marzo recibió financiamiento del gobierno británico y poco después empezó con la selección de voluntarios que participarán de los primeros ensayos clínicos.
Pero con el paso del tiempo se dieron cuenta que los fondos no son suficientes y conseguirlos es complicado. Una de las investigadoras mencionó que necesitan 123 millones de dólares (US$123,000,000) para desarrollar una vacuna, luego deberán asociarse con un laboratorio y fabricarla a gran escala entre septiembre y octubre de este 2020.
Con el presupuesto de fondos públicos destinados a contener la emergencia y amortiguar el impacto económico de las medidas de aislamiento, muchos gobiernos no están dispuestos a destinar más dinero en el desarrollo de la vacuna.
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Organizaciones filantrópicas
Existe la Coalición de Innovaciones en la Preparación para las Epidemias (CEPI), integrada por el gobierno de Noruega, la Fundación Bill y Melinda Gates, el Wellcome Trust, el Foro Económico Mundial y el Departamento de Biotecnología de India. Esta coalición recauda fondos de fuentes filantrópicas para financiar la fabricación de vacunas para las enfermedades infecciosas, y está teniendo un papel destacado.
Una posible vacuna desarrollada por la compañía farmacéutica Inovio, con el apoyo de la fundación de Bill y Melinda Gates, recibió este lunes aprobación formal para ser testeada en humanos, un avance a la segunda fase, luego de que el laboratorio Moderna, en Massachusetts, enviara su primer lote a mediados de marzo.
Aun si se confirmara que estas vacunas son efectivas, tardarían entre un año y 18 meses para recibir aprobación formal para ser aplicada al público.
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Avance en el desarrollo
Los procesos de esta naturaleza constan de cuatro etapas de pruebas en humanos. A medida que se avanza, los grupos de control son cada vez mayores, lo mismo que la información sobre la vacuna, su efectividad en condiciones naturales, posibles efectos adversos y la inmunidad a largo plazo que pueda generar.
La vacuna en cuestión, que es parte del grupo conocido como DNA, está compuesta de una estructura genética que, al ser insertada en un paciente, busca que sus células produzcan un anticuerpo específico que logre luchar contra una infección en particular. Las vacunas DNA han sido aprobadas para su uso en animales, pero aún no en humanos.
Desde la farmacéutica Inovio indicaron que si los esfuerzos son fructíferos, serían capaces de producir hasta un millón de dosis para fin de año y podrían usarlas en más pruebas o como tratamiento de emergencia, si fueran aprobadas para ese uso.
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*Lee la historia completa en el South China Morning Post.