Los investigadores encontraron que quienes sí consumen esta bebida presenta un 21% menos probabilidades de desarrollar una enfermedad hepática crónica.
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Sin embargo, un estudio reveló que beber moderadamente café podría ser muy beneficioso para proteger al hígado.
La investigación de las universidades de Edimburgo y Southampton, en Reino Unido, reveló que tomar tres o cuatro tazas de café diario reduce de manera importante el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas del hígado e incluso de morir por esa causa.
Luego de analizar la información de 384,818 bebedores de café y compararla con la de 109,767 personas no bebedoras de café, los investigadores encontraron que quienes sí consumen esta bebida presenta un 21% menos probabilidades de desarrollar una enfermedad hepática crónica, un 20% menos de probabilidades de sufrir hígado graso y un 49% menos de probabilidades de morir por una enfermedad hepática crónica en comparación con los no consumidores.
Los participantes del estudio fueron monitoreados durante casi 11 años. La buena noticia es que estos beneficios están asociados al consumo de cualquier tipo de café, con o sin cafeína, instantáneo o molido. La salud del hígado puede verse comprometida por el consumo de ciertos medicamentos, padecimientos como la diabetes o la hepatitis B, el consumo de alcohol o la obesidad.
Según el estudio publicado en la revista BMC Public Health, la enfermedad hepática crónica es una causa creciente de morbilidad y mortalidad en todo el mundo, “particularmente en países de ingresos bajos a medianos con una alta carga de morbilidad y una disponibilidad limitada de tratamiento”.
“El hallazgo de que todos los tipos de café protegen contra la enfermedad hepática crónica es significativo dada la creciente incidencia de este padecimiento en todo el mundo y el potencial del café como intervención para prevenir la aparición o progresión de la misma”, agregan los autores de la investigación.
“Estos hallazgos son importantes dada la escasez de estrategias de prevención y tratamiento eficaces para la enfermedad hepática crónica, especialmente en los países de ingresos bajos a medios, donde la carga de esta enfermedad es mayor”, concluyen.
*Con información de Diario de Nueva York