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Atásquense populistoides, que hay lodo

  • Por Soy502
23 de agosto de 2017, 05:02
El diptuado Marcos Yax resuscitó su moción por aplicar la pena de muerte luego de la balacera en el Hospital Roosevelt. (Foto: Archivo Soy502/Wilder López)

El diptuado Marcos Yax resuscitó su moción por aplicar la pena de muerte luego de la balacera en el Hospital Roosevelt. (Foto: Archivo Soy502/Wilder López)

Es en las crisis donde se nota quién está a la altura y quién no, y cuando nadie lo está, tenemos un problema. El pavor de los hechos ocurridos en el Roosevelt requería de acciones de corto plazo, gestos de medio y un plan de largo.

Son momentos como estos los que pueden servir de punto de inflexión política para cambiar las cosas. En relación con el Sistema Penitenciario ya es la enésima vez (Lima, Gaviotas, Smurff...etc.) que nuestros dirigentes se estancan en lo reactivo y no toman control.

Lamentablemente casi todos los que deberían ser nuestros líderes políticos (y que en realidad son solo políticos) se quedaron a medias. Es triste ver cómo después de un evento trágico solo alcanzan a tirarse la papa caliente. La culpa siempre es de otro.

El Presidente, como es típico en él, estuvo entre errático y ausente. La Presidencia le es ajena. Se comporta como a quién le tocan en una rifa unos guantes de boxeo cuando lo único que ha hecho en su vida es papiroflexia.

El Ministro de Gobernación se muestra siempre fuera de su elemento cuando hay una cámara delante. Falto de contundencia, no fue capaz de explicar a la ciudadanía qué va a hacer a partir de ahora.

A esto hay que añadir la lista de irresponsables que incluyen a diputados, líderes de opinión y posibles candidatos del futuro que huelen a pasado. Solo se les ocurre gritar “¡Pena de muerte, pena de muerte!” así, con tono enfurecido.

Se puede estar a favor o en contra de la condena capital pero hay cosas que no tienen demasiada discusión. Una de ellas es que no es una solución de corto plazo. Quien la venda como tal es un mentiroso o un ignorante. Lo más seguro una mezcla de ambas.

Reactivarla implicaría todo tipo de procesos jurídicos sumamente tardados. Para el momento en que algún joven que hoy clama por contundencia sangrienta en redes sociales viera a un marero ejecutado, ya varias canas poblarían su cabeza.

¿Y más allá de esa pose gritona y populistoide? Un páramo infértil donde no crece más que la mediocridad. La discusión del modelo dominicano se está llevando en un ámbito técnico y no trasciende a la conversación pública.

Poco debate de la necesaria élite política sobre retomar el control de las prisiones, clasificar reos por peligrosidad, mejorar la dañada e insuficiente infraestructura o contratar un personal más capacitado.

Donde el liderazgo político debería subir el nivel de la conversación pública y crear estabilidad aquí dicen “atásquense coches que hay lodo” y actúan en consecuencia. 

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