Dirigentes de la disidencia cubana recibieron con beneplácito el endurecimiento de la política de Donald Trump hacia Cuba, pero líderes moderados consideran que es una política condenada al "fracaso".
Berta Soler, dirigente de las Damas de Blanco, felicitó a Trump por su discurso donde dio a conocer sobre la decisión de romper el acuerdo bilateral con la isla, endureciendo el embargo, limitando los viajes de estadounidenses y prohibiendo relaciones comerciales con empresas administradas por militares cubanos.
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Soler estuvo representada en Miami por su esposo, el exprisionero político Angel Moya, a quien el mandatario saludó públicamente.
Para Manuel Cuesta Morúa, del moderado Arco Progresista, "volver a las políticas del fracaso es la mejor manera de garantizar el fracaso de la política".
Además, Morúa cree que la democratización de Cuba es asunto de los cubanos con ayuda internacional, pero sin "la impronta protagónica de naciones extranjeras (...) ni esquemas de presión, sanciones y de falta de realismo político".
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"La prohibición de los viajes a los norteamericanos solo va a afectar fundamentalmente al pequeño o emergente sector privado", dijo Cuesta que calificó de "absurda" la pretensión de tener negocios con Cuba obviando a los militares, quienes "están en todos los sectores estratégicos".