Despedirse de un ser querido afectado por el coronavirus es un privilegio que no se pueden dar todos los familiares de las víctimas.
Sin embargo, una mujer que tuvo todas las posibilidades de despedirse de su esposo, no lo hizo. La razón: no utilizar un traje de protección que se ha vuelto escaso en Estados Unidos.
Blaire Guidry es enfermera en la Unidad de Cuidados Intensivos del Centro Médico Ochsner, en Nueva Orleans, y ella relató un suceso muy conmovedor que ocurrió con una pareja.
La salud de un paciente, un hombre de 70 años, se había complicado desde hace varias semanas. La esposa se comunicaba con la enfermera todos los días y le contaba que no sabía cómo afrontar la situación, pues se quedaba en casa sola esperando las noticias acerca de su esposo, hasta que el hombre no pudo más y falleció.
“Si es el final de la vida y estamos apagando las máquinas, el cónyuge y los hijos inmediatos tienen permiso de estar. Pero ella -la esposa- sabía que tendría que usar un tapabocas si venía, y no quería quitarnos uno sabiendo cuánto necesitamos ese equipo”, explicó la enfermera.
“Nuestra unidad tiene la tasa de mortalidad más alta en el hospital. Pero esto es un tipo diferente de muerte: en soledad, triste y emocionalmente agotadora”, resaltó Guidry.
“Lo más difícil es para los pacientes que no pueden estar con sus familias. Y para nosotros tampoco es fácil, porque también cuidamos a las familias. Solamente pueden llamarnos llorando”, concluyó.
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