Martín, un hombre de 27 años, vivía en Mar del Plata, Argentina, hasta que decidió cumplir un sueño que difícilmente podía lograr desde la distancia: conocer a Lionel Messi.
En julio de este año, el aficionado dejó a su familia, empleo, amigos y demás, cruzó el charco y se instaló en Barcelona. Tras alguno que otro trabajo temporal, la suerte se alió con el argentino, ya que le salió la posibilidad de empezar a trabajar en el Camp Nou como camarero.
“El primer día que fui al campo, salté los controles de seguridad diciendo que iba a la entrevista, que de hecho era cierto. Pero allí me percaté de que el sistema no era muy riguroso y que estando dentro podría encontrar puntos ciegos para conocer a Leo", admitió el seguidor.
El destino quiso que su puesto de trabajo fuera en la Avantllotja d'Honor, donde acuden habitualmente los familiares de los jugadores, directivos y otros invitados VIP. Fue ahí donde Martín se convirtió en un detective, estudiando todos y cada uno de los movimientos que debería hacer hasta llegar a Messi: por cuál puerta entraba, acompañado de quién lo hacía y a qué hora.
El primer intento fue un desastre. Delante del vestuario del Barça, al camarero se le cayó la bandeja de copas que llevaba. Además, se cortó al recoger los cristales del suelo.
Pero días después, el chico ganó en serenidad y eso le permitió reaccionar mejor cuando, en el partido ante el Eibar, por fin se encontró a pocos metros de Messi. "Me quedé helado. ¡Existía! Messi era real", recordó el fan.
Tras la exhibición de Messi ante Ecuador, que llevó a "La Albiceleste" al Mundial, el chico escribió una carta para dársela a Leo en el partido contra Las Palmas. Sin embargo, al jugarse ese encuentro a puerta cerrada, el plan no pudo concretarse.
Fue el duelo de Champions ante Olympiacos el momento elegido para pasar a la acción. "Era aquel día o nunca". Y aquel día fue. Tras pasar Rakitic, Jordi Alba, Iniesta y otros jugadores, Martín esperaba que fuera el turno de Messi.
Pocos segundos después, apareció Leo. Martín fue directo hacia él regateando a todo el mundo hasta alzar los brazos y pedirle un abrazo al delantero. "Me dijo que sí y sentí ganas de quedarme a vivir en sus brazos", reconoció.
Cuando "La Pulga" ya se iba, Martín le pidió una foto. El rosarino le hizo pasar a la zona mixta y accedió a un selfie que sirvió para dar por concluido el plan del aficionado.
“Gracias. Vos sos el mejor del mundo, me vas a hacer conocer Rusia y nos vas a sacar campeón del mundo”, le dijo Martín a Messi para despedirse.
Acto seguido, el hombre de 27 años se fue con su encargado y se despidió sabiendo que lo que había hecho lo dejaba sin trabajo.
“Le dije: 'Tomá la ropa, yo ya estoy hecho'”, recordó Martín Galli, quien ya tenía lo que quería, todo lo demás tendrá solución.
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*Con información de Sport.