Es gracioso, pero la lluvia interrumpió el comienzo de esta entrevista a Lilian García Oliva, la autora de la tesis sobre la canícula. La tituló “Caracterización de la canícula sobre el territorio guatemalteco usando un modelo climático regional RegCM”. ¿Complicado?
Si tuviera que explicar su investigación a niños de sexto primaria, les diría: “La canícula de Guatemala es un fenómeno que sucede todos los años, y todos los años es diferente entre los meses que más llueve. Hay lugares donde llueve un poco más durante la canícula por la presencia de montañas. Y hay lugares como Petén donde no hay canícula, y lugares como la capital donde sí hay canícula”.
Lilian estudió el comportamiento de las canículas de seis años (de 2011 a 2016) y los llevó a un programa en computadora para recrear un modelo regional climático.
“Mis resultados servirán para empezar a utilizar modelos climáticos, en este momento no sirve para hacer predicciones solo recree lo que ya pasó, y lo que evidencia es que utilizar modelos climáticos es importante y nos puede servir para prepararnos con canículas muy secas”, explica.
¿Qué hizo que te interesara la canícula?
“Por el impacto que tienen en la sociedad... (Lillian se interrumpe, llora). Guatemala es un país que depende mucho de la agricultura, si se pierden esas cosecha la gente no tiene nada que comer. Entender este fenómeno nos ayuda a prevenir estas situaciones”.
Con este trabajo recién se graduó de Licenciada en Física Aplicada, en la Universidad de San Carlos (Usac), y fue aceptada en un diplomado en Física de los Sistemas de la Tierra, en el Centro Internacional de Física Teórica Abdus Salam (ICTP, en inglés) en Trieste, Italia el próximo año.
- Mira esto acerca de la canícula...
La gente sabe más por experiencia que por la ciencia que llueve menos entre los dos meses de más lluvia (mayo y, a veces agosto y otras septiembre). Pero ¿qué pasa respecto a la duración?, ¿qué papel juega el viento, el tipo de suelo, si hay lagos o montañas cerca, el proceso de fotosíntesis de las plantas..? El trabajo de la joven de 26 años fue entender y conocer la canícula corriendo el modelo climático.
Lo siguiente, confía, será encontrar un espacio en alguna revista científica para publicar sus resultados. Y que alguien más continúe corriendo el modelo climático sumándole años de información del clima. Antes de realizar proyecciones hay que entenderlo, insiste.
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