Si estás frente al espejo con una luz tenue y de pronto ves tu cara que se distorsiona o desaparece y hay otro rostro en su lugar, ¡no te preocupes!, esto tiene una explicación.
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José Elías Fernández, del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, España, explica que esto se debe al "Fenómeno Bloody Mary" o efecto Caputo.
Fue nombrado así por un juego popular en los 60 con el mismo nombre, que consistía en ponerse una vela frente al espejo del baño, mirarse y decir tres veces la palabra "Bloody Mary", mientras dabas una vuelta sobre ti mismo. Se decía que el cuerpo de Mary saldría del espejo para que lo viera el jugador.
El psicólogo Giovanni Caputo fue el primero en estudiar qué pasa en nuestro cerebro cuando uno se mira fijamente en un espejo.
“Si la iluminación de la cara es baja y te miras a los ojos, puede que empieces a ver caras extrañas después de mirarte durante un minuto”, afirmó Caputo.
Para comprobarlo, Giovanni pidió a 50 voluntarios que se miraran en un espejo por 10 minutos.
Un 66% de ellos notó algún tipo de distorsión en su propia cara; un 18% afirmó haber visto la cara de un familiar con rasgos cambiados (un 8% de una persona aún viva y un 10% de alguien fallecido). Un 28% observó una persona desconocida, otro 28% vio una cara arquetípica como la de una anciana, un niño o el retrato de un antepasado; un 18% vio la cara de un animal (por ejemplo, un gato, un cerdo o un león) y un 48% afirmó haber visto seres fantásticos.
Otro dato curioso es que el fenómeno no le ocurre a todos. Es probable que le pase más a personas sugestionables (que se dejan llevar más fácilmente), que tienen miedo y predispuestas a creer. El fenómeno también puede darse cuando dos personas se miran fijamente a los ojos.
¿Por qué vemos cosas extrañas?
El neurocientífico y divulgador Daniel Gómez explicó que la culpa es del sistema de percepción visual: “Cuando recibimos estímulos visuales, la corteza visual (encargada de la vista) colabora con el hipocampo (encargado de la memoria) para identificar lo que estamos viendo e interpretarlo correctamente”.
Gómez afirma que el cerebro tiene capacidad para rellenar los agujeros de información a través de la memoria y es muy útil para objetos que no siempre vemos. Como para seguir el balón durante un partido de fútbol. Pero en caso de tener poca información visual como sucede en la oscuridad “puede generar falsos positivos y ver cosas donde realmente no hay nada”.
En el caso del espejo, estás viendo tu rostro de manera continua. Gómez cuenta que la baja iluminación y el hecho de sostener la mirada, hacen que dejemos de ver nuestra cara y demos rienda suelta a nuestro cerebro para interpretarla de otra manera.
“En la mayoría de los casos, los agujeros generados por las sombras se rellenarán y notaremos cómo nuestra cara se deforma. En algunos casos, especialmente si estamos sugestionados, se formará una cara más deformada y terrorífica de lo normal. Algo que seguramente explique por qué tantas leyendas urbanas precisan de invocar a los fantasmas a través de un espejo y a oscuras. El fantasma seremos nosotros”, agregó.
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