Relajados y sonrientes, el príncipe Harry y su esposa Meghan hicieron el lunes su última aparición como miembros de la realeza británica, acompañando a la reina Isabel II en un oficio religioso en Londres, antes de dar el salto a su nueva vida.
El duque y la duquesa de Sussex asistieron junto a los otros miembros de la familia real a una misa en la Abadía de Westminster con motivo del día de la Mancomunidad británica.
Saludo llamativo
La realiza británica no ha sido la excepción para los saludos a la hora de actos públicos por la propagación del coronavirus.
Los invitados a la ceremonia tenían restringido saludarse con un apretón de manos. Fue así como apareció en redes sociales una fotografía del príncipe Harry cuando su desplazamiento por el lugar encontró al cantante Craig David y se saludaron de una forma diferente.
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Meghan
Luego todo siguió su curso. Meghan lució un vestido verde con un pequeño sombrero estilo beret ladeado y zapatos nude, Harry con traje azul y corbata clara del mismo color, se sentaron en segunda fila.
Frente a ellos se situaron los pilares restantes de la realeza: la monarca de 93 años, el hermano mayor del príncipe, Guillermo, y su esposa Catalina, y el padre de ambos, Carlos, junto a Camila.
Hubo discursos de los líderes de las diferentes confesiones religiosas y acompañamientos musicales. Y una vez terminado el acto, la joven pareja abandonó la iglesia y la vida que tanto han deseado dejar de lado.
Harry, de 35 años y sexto en la línea sucesora al trono, y Meghan, una exactriz estadounidense de 38 años, regresarán ahora a Canadá, donde dejaron a su bebé Archie de 10 meses, y a final de mes emprenderán oficialmente una nueva vida financieramente independiente.
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