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La religión y la política

  • Por Soy502
05 de febrero de 2018, 13:38
La historia muestra que mezclar religión y política sale mal: para la religión y para la política. Aquí Jimmy Morales, ora con un pastor. (Foto: Jesús Alfonso/soy502)

La historia muestra que mezclar religión y política sale mal: para la religión y para la política. Aquí Jimmy Morales, ora con un pastor. (Foto: Jesús Alfonso/soy502)

Hay un extraño pacto de silencio en un buen número de familias guatemaltecas: “en esta mesa no hablamos ni de religión ni de política”.

Hay una condición previa para este dicho, para que la censura familiar se aplique es necesario que alguien ahí piense distinto. Si todos en la mesa pensaran igual se pasarían horas hablando de política y de religión y de futbol, etcétera. El debate es el que genera el escozor.

La parte religiosa es importante para entendernos. Vivimos en un país con una poderosa diversidad de manifestaciones religiosas y una raíz espiritual profunda. El punto aquí no es el credo, sino para qué lo usan.

Hace unas semanas el economista Jonathan Menkos publicó una columna donde reflexionaba sobre cómo muchos de los corruptos suelen nombrar a Dios (digamos el Dios de las grandes religiones monoteístas, y los corruptos guatemaltecos se refieren concretamente al Dios cristiano) en sus distintas alocuciones. Claro ejemplo de ello es Jimmy Morales quien termina todas sus intervenciones con la muletilla “bendiciones”.

El Nuncio y Jimmy Morales se abrazan en una misa. (Foto: Alejandro Balán/soy502)
El Nuncio y Jimmy Morales se abrazan en una misa. (Foto: Alejandro Balán/soy502)

Señores del #PactodeCorruptos con esa boquita dicen Dios, con esa carota, sinvergüenzas, se ponen a narrar parábolas bíblicas en escuelas donde los niños no tienen donde sentarse, padecen desnutrición y toda su vida estarán excluidos por un sistema diseñado para que queden fuera. Mandan bendiciones con botellas de whisky de tres mil pesos pagadas con nuestro dinero. Amo el whisky, pero uso mi dinero  para pagarlo.

En serio con qué cara Felipe Alejos sale diciendo “¡que Dios nos de sabiduría para defender a nuestra patria con amor, esperanza y firmeza!” sin ofrecer un solo argumento de descargo en su contra excepto “yo no fui”. Eso se llama retórica, casaca shuca.

Doña Patricia de Arzú citó Deuteronomio 23:21, el día que volvieron a votar por su hijo en la junta directiva oficialista. Habría que añadir que tres versículos después se lee: “Si entras a la viña de tu prójimo, podrás comer uvas hasta saciar tu apetito, pero no guardarlas en recipiente alguno tuyo” (Deut 23:24).

No se vale, mentir a la cara usando como recurso algo que mucha gente valora y respeta: la religión.

Algunos sectores y líderes religiosos se han manifestado contra las jugadas oscuras de quienes nos gobiernan, pero sorprenden silencios gigantes, ¿de verdad ninguno de los grandes pastores de la iglesia evangélica va a decir nada sobre el descaro del #PactoDeCorruptos que estamos viviendo?

Afortunadamente hay muchos creyentes que sí lo hacen, y ahí vamos todos –creyentes y no-, cada uno con la luz que tiene a la mano.

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