El exfutbolista Romario de Souza será senador por Río de Janeiro, tras obtener el 63,43 % de los votos de este estado en las elecciones legislativas, regionales y presidenciales que se celebraron hoy en Brasil.
El que fuera campeón del mundo en 1994 se incorporó a la política hace cuatro años como diputado federal por el Partido Socialista Brasileño (PSB), con el que ahora alcanza la cámara alta por goleada gracias a los 4,682,924 votos obtenidos.
La distancia con su rival más cercano, el conservador César Maia, del partido liberal Demócratas (DEM), aumentó significativamente a lo largo de la campaña, y finalmente este obtuvo un 20,51 % con 1.514.397 votos.
La campaña electoral de Romario combinó una fuerte presencia en redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram con referencias a los más desfavorecidos, además de algunos guiños a su pasado deportivo.
En uno de sus últimos actos electorales, el domingo pasado, "O Baixinho" ("el bajito") visitó la favela carioca en la que nació, Jacarezinho, donde afirmó que allí aprendió a "vivir con dignidad" y aseguró que el dinero público "debe amparar a los que más lo necesitan".
La campaña de Romario también incluyó constantes alusiones a uno de los temas centrales de su incursión en la política, la defensa de los niños con discapacidad, como su hija Ivy, que padece síndrome de Down y junto a la que acudió hoy a votar.
"A partir de un resultado positivo en las urnas, voy a cumplir", dijo Romario a periodistas después de ejercer su derecho al voto en una escuela del barrio carioca de Parada de Lucas, y añadió que espera hacer "un mandato histórico para Río de Janeiro".
A pesar de que su candidatura fue por el PSB, Romario no hizo campaña por ninguno de los candidatos a las elecciones presidenciales, y no aclaró si votó por su correligionaria, Marina Silva, o por Dilma Rousseff, a quien apoyó en las elecciones de 2010.
Con este resultado, el máximo goleador de tres ligas diferentes (española, brasileña y holandesa) y considerado uno de los mejores cinco futbolistas de la historia, puede permanecer en el Senado brasileño durante los próximos ocho años.