El descubrimiento que reveló la NASA el 14 de abril de 2017 es muy importante, porque revela una nueva posibilidad de vida en planetas que se encuentran fuera de la zona de habitabilidad, también conocida como "Ricitos de Oro".
Pero veamos en qué consiste el descubrimiento. Enceladus es un satélite natural de Saturno, que tiene 504 kilómetros de diámetro y se ubica a unos 1,500 millones de kilómetros del sol, fuera de lo que se conoce como "zona Ricitos de Oro": la zona propicia para que exista agua en estado líquido, temperatura tolerable (para los humanos y otros seres vivos), atmósfera con vapor de agua y otras condiciones favorables para la vida.
Debido al fenómeno conocido como “marea gravitacional”, donde la fuerza gravitacional de Saturno "aprieta y afloja" a Enceladus, generando calor como cuando uno calienta un alambre al doblarlo para arriba y para abajo, el agua interior se encuentra a una temperatura suficiente para estar líquida y cobijar vida. Este sencillo mecanismo natural, permite calor en planetas o satélites naturales que se encuentran lejos de su estrella principal.
Este descubrimiento no se originó la semana pasada, sino hace años. Desde 1980, en la época de los Voyager, se sabía que Enceladus estaba echando chorros de una sustancia que le daba la apariencia de un cometa. A esto se sumaron los datos de la misión Cassini, que desde 2004 empezó a estudiar Saturno.
Cassini confirmó que la sustancia que salía de Enceladus contiene hidrógeno. Una consecuencia muy importante de este dato es que expande la búsqueda de posibilidad de vida en otros sistemas planetarios por las siguientes razones:
1. Ya no se debe circunscribir a la región de habitabilidad (energía en relación a su estrella).
2. Se sabe que hay cuerpos que puedan tener energía calórica por "marea gravitacional".
3. Esta posibilidad de vida se extiende a los satélites naturales y otros cuerpos como planetas dobles, que estén "enganchados" gravitacionalmente.
4. La luz solar no es estrictamente necesaria para que exista la vida, como ya se ha probado con formas de vida terrestres en las profundidades del océano. Por lo anterior, este descubrimiento es un hito en la historia de la exploración de los sistemas planetarios.
El hidrógeno molecular es una fuente potencial de energía para la vida. Se ha encontrado que el análisis de las muestras indica que contienen 98% vapor de agua, 1% hidrógeno y 1% restante dióxido de carbono, metano y otros elementos.
La presencia de hidrógeno indica que si hubiera microbios en el agua de Enceladus, potencialmente los podría usar para obtener energía combinándolos con dióxido de carbono, lo cual produce una reacción química conocida como «metanogénesis», en la cual se genera metano como un subproducto, que es la raíz de la vida en la Tierra.
La vida, como la conocemos, necesita tres elementos para desarrollarse: 1. Agua en estado líquido 2. Una fuente de energía (el hidrógeno) y 3. La combinación correcta de los elementos básicos: carbono, nitrógeno, hidrógeno, oxígeno, fósforo y azufre.
Con el descubrimiento del hidrógeno molecular en Enceladus se adelantó mucho en la posibilidad de que exista vida extraterrestre en el satélite de Saturno, no un tipo de vida inteligente sino de nivel microbiano, de microorganismos, pero aun así, si se confirma, sería prueba suficiente de que la naturaleza encuentra caminos para que la vida florezca.
Lo hemos visto en la Tierra, y ahora me pregunto, ¿lo veremos en Enceladus?