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La cuesta de enero y el noble arte de echar punta

  • Por Soy502
02 de enero de 2018, 18:24
Enero inicia para muchos con una búsqueda de empleo. (Foto: Archivo Soy502)

Enero inicia para muchos con una búsqueda de empleo. (Foto: Archivo Soy502)

Circulaba un meme simpático con el año nuevo, que desear paz para la humanidad no se vale porque para que eso suceda tiene que cambiar el sistema y no el año. Lleva buena parte de razón, aunque se resbala, porque también es oportuno el cambio de año.

Lo que tenemos enfrente es el regresón, todos de vuelta a la vida cotidiana, a la casa, al trabajo, a la universidad, al tráfico de m”#$”!#%!da, a las colas, a las cuentas. 

A quienes les toca, pues también a la temporada escolar de los hijos que no deja de ser lindo, ver a los padres cruzar de nuevo la primaria con los chamacos, haciendo tareas y mirando al techo tratando de recordar qué era aquello del máximo común divisor.

La "cuesta de enero" le decimos de apodo a todo lo que se nos viene encima. La verdad, muy bien puesto el mote: cómo cuesta enero. Pero también qué rico, enero tiene eso de la página en blanco y los famosos propósitos de año nuevo siempre sí tienen sentido.

Sirve recordar que en términos de país el gobierno se rige por presupuestos y planes anuales, que deben de cumplir, y que, dicho sea de paso llevamos años en que el presupuesto anual se va en puro gasto operativo y casi nada de inversión. Eso es pasar la vida pagando el mínimo de la tarjeta y este gobierno tiene no solo topada la tarjeta sino vacía la refri y el escritorio lleno de promesas, pompas de jabón. 

Sirve recordar que en términos académicos uno puede agarrar el mapa de lo que falta, de lo que viene, de la estrategia a seguir para adelantar, para cerrar o para al fin hacer la famosa tesis que lleva 11 años perdida.

Sirve agarrar la agenda, marcar puntos. Agarrar la hoja y escribir un par de cosas, cuanto más cercanas mejor, cuanto innovadoras, excelente. Solo, háganse el favor de no poner "bajar de peso" en el listado, de esa trampa no se sale al menos que venga de otro lado, no le den al cambio de año su derecho a elegir cuántos tamales les caben. 

Es oportuno cambiar de año para limpiar la mesa, para tirar las cosas, para ponerse al día con la SAT, para planificar el pago de las deudas, ahorrar un cacho y mirar para adelante. Vuelve la vida a su cotidianidad y faltan 350 y pico días para la temporada más relax del año, así que visto lo visto, toca echar punta.

Suena a cualquier cosa pero no, de verdad hay que echar punta, ya la corrupción -de estado, de empresas, de familia, de inviduos- ha demostrado que lo quiere todo, y nel, que se venga con todo el 2018, que acá estamos, echando punta con la esperanza que la vida continúe de nuestro lado, este es nuestro tiempo.

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