Durante la formación educativa siempre hay un maestro que te marca la vida por sus consejos o su manera de enseñar. Los Arjona dejaron huella en la vida de sus estudiantes. Soy502 conversó con dos alumnas, una del cantautor y una del padre de él, sus historias son muy emotivas.
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Imagina que Ricardo Arjona hubiese sido tu formador en primaria, el guatemalteco abrió camino al conocimiento a varios pequeños, su metodología y manera de enseñar quedó grabada en el corazón de muchos. Maribel Orellana contó su experiencia como alumna del músico en la Escuela Urbana Mixta Santa Elena 3, ubicada en la zona 18 de la ciudad de Guatemala.
Así era el profe Ricardo Arjona
Su primer encuentro con el artista:
“Recuerdo ese día como si fuera ayer, él iba vestido con jeans y una camisa rosada, llevaba sus colochos largos, fue en el año 1983, estaba en 4to primaria y tenía 10 años, de hecho ya habíamos empezado clases, siempre me he llevado bien con mis maestros y los quise mucho, recuerdo que esa mañana el profesor Juan Alberto Castañeda, quien era encargado de 4to ese año, nos dijo que iba a llegar un nuevo maestro, que se iba a dividir el grupo y que algunos de nosotros nos íbamos a trasladar a la sección B, así empezó a decir los nombres de quienes se iban a pasar a la otra clase, en eso vi por la ventana a ese hombre, me impactó, era alto, muy delgado, diferente a todos los maestros que habíamos tenido, era algo novedoso, el profe Juan Alberto tenía su brazo extendido diciendo: ‘usted se va, agarre sus cosas, salga y espere en la puerta’, cuando vi al profe Ricardo tomé mi mochila y pasé abajo del brazo del profe Juan Alberto y él me dijo: ‘no, usted no se va’ y yo le contesté: ‘bien profe sí’, me fui y fui una alumna más en la otra sección con Ricardo Arjona".
"Nunca entendimos por qué habían dividido el grado y no teníamos un aula establecida para Cuarto B, habían construido una especie de bodega del lado opuesto a donde estaban todas las aulas y esa se convirtió en nuestra clase, nosotros le llamábamos ‘nuestro rinconcito’ pues estábamos hasta el fondo, fue uno de los mejores años de mi vida escolar, conocerlo fue una experiencia totalmente diferente”.
“Recibí clases con él solo un año, en 1983, las mamás de las dos secciones se peleaban. Las nuestras de '4to B', querían que el profe Ricardo diera 5to primaria y que siguiéramos con él hasta salir de 6to y las mamás de '4to A' querían que el profesor Juan Alberto se quedara dando clases y termináramos con él, como el profesor Juan Alberto era más conocido ganó".
La metodología de Ricardo Arjona
“El profe Ricardo tenía una manera de enseñar muy distinta a la de las maestras y maestros que habíamos tenido, incluso sus castigos eran diferentes. A mi no me castigó, siempre me llevé bien con mis maestros y fui la niña bien portada de la clase, él me mandaba a ver a los chicos que se habían portado mal para saber si estaban haciendo lo que él les había mandado a hacer, era como su auxiliar”.
"Los años siguientes, aunque él daba clases en otros grados, lo miraba en los recreos y platicábamos, era una niña muy tímida pero él siempre fue muy lindo conmigo, se llevaba rebien con el profesor Juan Alberto, a veces me preguntaba si mi mamá podía traerles tortillas a ambos", contó entre risas.
“Mi mamá torteaba para nosotros en lugar de comprar y a la hora del recreo les mandaba tortillas recién hechas con queso a los profes, mi casa colindaba con la escuela así que me pasaba la comida, atol o algo que ella hubiera preparado y yo se los llevaba, era muy cariñoso y respetuoso con sus alumnos, siempre guardó su lugar como maestro.
Hermosas anécdotas junto a su profe:
“Recuerdo cuando llegaba en una moto chiquita, una pasola creo, de repente compró un carro que le decíamos Topsy porque era rosado o fucsia, algo así".
“Yo no era muy buena para dibujar y él nos dejaba de tarea hacer planas de óvalos, yo no podía hacerlos, por más que intentaba no me salían, una vez me quedé al final de la clase y le dije: ‘profe, no me sale, he intentado pero no puedo', él se sentó junto a su escritorio y me explicó cómo hacerlos con mucha paciencia, le dije: ‘¿puedo practicar con sus colochos?', se rió y me dijo que sí”.
“A él le gustaba los deportes y siempre nos inculcó a ser activos, siempre retábamos a '4to. A', él me decía: ‘decile a Juanito (el profe Juan Alberto) si quieren reto de futbol o de kickball', ahí iba yo, corriendo para retarlos, salíamos las dos secciones y jugábamos, fueron momentos muy divertidos, él no era teórico, era más didáctico en sus clases, eso nos ayudaba muchísimo para entender y analizar las cosas más rápido".
“Cuando terminé la primaria él estuvo en la clausura, nos tomamos una fotografía donde estamos los 4: el profe Juan Alberto con mi mejor amiga y Ricardo Arjona y yo. Me encantaría que un tornado que me tocó vivir en Estados Unidos no se hubiera llevado mis recuerdos, entre ellos esa imagen. Luego, en básicos me fui a estudiar a un colegio y mis amigas tomaron otro rumbo pero recuerdo que regresé a la escuela para una actividad donde llevé a una amiga que no creía que Ricardo Arjona había sido mi maestro, ella me llevaba seguido a una radio de la época que se llamada 'Clase 102', nos hicimos amigas de los locutores y ellos invitaban mucho al profe Ricardo, ponían sus canciones, ahí mi amiga me dijo: ‘no creo que tú lo conozcas, por eso la llevé a la actividad escolar”.
“Me decía: ‘ni siquiera se debe acordar de ti’ y yo le dije: 'acompañame’, ese día había un partido de futbol y él estaba ahí, lo saludé y él me dijo: ‘¡hola mamita!’, era su turno de entrar al campo y me dijo: ‘¿te puedo dejar mis cosas?’, me dejó su reloj y su billetera, mi amiga estaba impactada y me dijo: ‘¡no puedo creer que te conozca tan bien!’, en ese entonces él ya empezaba a cantar en público”.
Conciertos especiales dentro del aula:
“El profe Ricardo cantaba para nosotros en la clase, también lo hacía el día de las madres, mi mamá estaba enamoradísima de su voz y su forma de ser, él llevaba su guitarra muy seguido, siempre la tenía con él, para escucharlo siempre me salía del rebaño. Recuerdo que en esa época no existían los celulares, había muy pocos teléfonos de casa en la colonia y nosotros no teníamos y yo alquilaba uno a un vecino, él cobraba 5 centavos, recuerdo que yo los guardaba y los usaba para llamar a la casa del profesor Ricardo, de hecho aún tengo en mi memoria su número de teléfono y la dirección de su casa de la colonia Atlántida, con muchos nervios lo llamaba con mi mejor amiga.
"En una de tantas llamadas me dijo: ‘esa sonrisita la conozco’, me dijo ¿qué estás haciendo?’, le dije: ‘que quería oírlo y saber cómo estaba’, en la plática que tuvimos me dijo: ‘te voy a cantar una canción’ y lo hizo, sus atenciones, sus enseñanzas han quedado conmigo siempre.
La lección más memorable que aprendió de su maestro:
Él me dejó muchas lecciones, una en especial me ha servido para la vida, él tenía una frase que decía en inglés y yo le preguntaba: ‘¿qué significa?’, él me decía: 'tienes que aprender inglés para conocer su significado', eso fue un reto y lo logré.
"Gracias a eso trabajé muchos años para una organización internacional y me casé con un estadounidense, me mudé a Estados Unidos y trabajé como intérprete legal en los tribunales de justicia generales y estatales en Illinois. Cada vez que hablo inglés digo: ‘gracias profe porque me motivó, no estaría donde estoy, el idioma me ha abierto muchas puertas, trabajé en Guatemala como administradora de empresas y estoy en trámite para mi certificación en Estados Unidos, además estoy registrada legalmente en los tribunales de justicia como intérprete legal".
“Otra de sus enseñanzas fue la humildad, a través de los años tuve el privilegio de seguirlo viendo, me dio autógrafos en varias ocasiones, recuerdo que ganó el premio “La ceiba de oro” que le dieron en el Teatro Nacional, fuimos a los camerinos a buscarlo y fue muy cariñoso, me abrazó y me dio un beso, seguía siendo el mismo, aún cuando ya empezaba a tener fama”.
“A través de los años pude ir a algunos de sus conciertos, una vez averigüé dónde se iba a hospedar, llevé mi cuaderno con los autógrafos que me había dado a lo largo de los años, pero salió por la puerta trasera y no logré verlo, fue a dar su concierto, quedé con el miedo que me sacaran del hotel, estaba en el lobby con una amiga pero hablamos a recepción y me dijeron: ‘quédense y si entra por aquí es su suerte. Como a las 3 de la mañana un carro paró frente a la entrada principal y él entró, me paré frente a él, me reconoció y me abrazó y me dijo: ‘a ver, no me digas tu nombre Ma-ri-bel, cómo no te voy a recordar’, luego me preguntó por el profe Juanito y por mis compañeros, me dijo: ‘¿tienen tiempo para ir al recital mañana?’ y le dijo a su manager: ‘ellas son VIP, te las encargo... ¡fue un gusto verte!, removiste muchas cosas en mi’, fue tan lindo, su esencia seguía siendo la misma, para mi eso significó todo.
“Fuimos al concierto, que en esa época fue en la Plaza de Toros y quedamos frente al escenario, fue algo muy especial volver a ver a Ricardo después de tantos años, ya era una mujer trabajadora y el me reconoció como la niña de la escuela a la que le dio clases, con el mismo sobrenombre que él me decía y con el mismo cariño".
Un mensaje al pilar muy importante en su vida:
“A mi profe le diría: ¡muchísimas gracias! por hacer la diferencia en la vida de muchos niños y niñas, que ahora son profesionales. Hace 6 años, tuve la iniciativa de reunirme con mis compañeros de la escuela, habríamos deseado que el profe estuviera presente".
"Él se alejó de la enseñanza tradicional y usó métodos que realmente nos ayudaron para el día a día, en lo personal me brindó su cariño, su respeto y me ayudó en mi carrera, parte de nuestros triunfos los debemos a él, nos trató con respeto a pesar del lugar donde veníamos, para muchos nosotros éramos los ‘niñitos marginados’, pero para él éramos su clase, sus alumnos, nos enseñó con dignidad y eso se valora. Para quienes lo conocimos es un ejemplo de perseverancia y valentía pues le costó muchísimo llegar donde está, entre sus ex alumnos hay médicos, licenciados en enfermería, personas de mucho éxito, administradores de empresas como mi caso, además de ser traductora profesional, todos admiramos su entrega y agradecemos que no se olvida de Guatemala".
De tal palo tal astilla, Ricardo Arjona Moscoso, un maestro ejemplar para el cantautor
Margarita Pérez Pinto, fue educada por Ricardo Arjona Moscoso, padre del cantautor, ella contó a Soy502 cómo fue su profesor y cómo era Ricardo Arjona a quien conoció de niño:
“Ricardo Arjona papá vino a trabajar a la Escuela Adrián Gaudencio Martínez de la aldea de Boca del Monte, municipio de Villa Canales, en el año 1971, él venía de una escuela de La Alameda, yo estaba en 6to. Primaria. Él llegó a ocupar el puesto de director, le encantaba tocar guitarra a la hora del recreo y cantaba una canción que me encantaba: 'El caballo de siete leguas' que nos dedicaba".
Su acercamiento con el pequeño Arjona:
“En algunas ocasiones venía Ricardo Arjona y todas moríamos por él, era muy alto, delgado, con el pelo un poco largo y colocho, él venía a ver las películas que se pasaban en la escuela para recaudar fondos para la construcción de una cancha de basquet, a él le encantaba ese deporte.
El profe (Ricardo Arjona Moscoso) vino cuando no había nada para que los alumnos pudieran recrearse o hacer deporte, él veía la necesidad así que ideó la construcción de un área deportiva fue muy solidario, se organizó un ciclo de películas y se cobraba la entrada y se usó lo recaudado. Cuando Ricardo venía a ayudar al profe, él tenía como 7 u 8 años. Cuando El profe tocaba guitarra y Ricardo hijo también lo hacía, les hacíamos rueda, a veces cantaban los dos, otras cantaba solo Ricardo hijo".
"Siempre estuve en contacto con el profesor Arjona Moscoso porque luego me convertí en maestra y el llegó a ser director de una oficina que se llamaba Institución Socioeducativo Rural, donde velaba por las escuelas del interior, ahora ya no existe, por asares del destino yo participé en el reinado de la institución y él me coronó como representante del magisterio de Villa Canales, yo tenía como 25 años".
“Cuando Arjona lanzó su disco ‘Si el norte fuera el sur’ en 1996, me encontré a sus papás en un supermercado de una zona de Guatemala y me comentaron que su hijo les había comprado un apartamento en el sector, fue muy lindo encontrarlos, ellos seguían igual que siempre, nunca se les subió la fama de su hijo a la cabeza, ese día me dijo que para él Arjona había sido una bendición porque nunca los dejó abandonados económicamente, siempre estuvo pendiente de ellos".
"Él me dijo que cuando llegara Ricardo Arjona a Guatemala me iba a invitar para llegar a verlo pero yo me puse mala, soy cardiaca y estaba embarazada de mi hija mayor, después de eso, con el profe estuve toda la vida comunicada porque yo a él lo llegué a adorar, era una gran persona.
Su mensaje a Ricardo Arjona:
¡Gracias por siempre cuidar de su papá, el profe Ricardo Arjona Moscoso, aún teniendo un hijo cantante, lo trataba a uno muy tranquilo, creo que la sencillez y el amor a Guatemala que tiene el cantautor fue inculcado por sus padres. El profe (Arjona Moscoso) hasta me contaba que Ricardo siempre estuvo pendiente de su abuelita, una familia muy humilde y unida.