Hace dos años, a Carter Blanchard, un niño de ocho, le diagnosticaron vitiligo, una enfermedad degenerativa de la piel a través de la cual se va perdiendo pigmentación y van apareciendo manchas blanquecinas por todo el cuerpo.
A partir de ese momento, Carter se sintió diferente a los demás y comenzó a tener problemas de seguridad y autoestima. Sus problemas fueron agravándose según evolucionaba la enfermedad, que hacía que conforme fueran pasando las semanas tuviera más y más manchas. Esta situación derivó en una terrible depresión para el pequeño.
Su madre, Stephanie Adcock, decidió buscar ayuda el día que su hijo le confesó que odiaba su cara y odiaba cómo se veía frente al espejo. Fue entonces cuando se dio cuenta de que si no hacía algo para ayudar a su hijo las cosas podrían empeorar.
Decidió buscar soluciones en Internet, donde encontró la que creyó que sería su mejor salida: una fotografía de un perro llamado Rowdy, un labrador negro de 13 años famoso en redes sociales al que también habían diagnosticado vitiligo en el mismo año que a Carter.
Stephanie Adcock quería que su hijo conociera a Rowdy, pero había dos grandes obstáculos que lo impedían. En primer lugar, la distancia, pues los dueños del perro vivían en Oregon, mientras que ella y su hijo vivían en Arkansas. En segundo, que Stephanie no podía hacerse cargo económicamente del viaje.
Sin embargo, alguien se enteró de la historia y de forma anónima le entregó a Stephanie los 5000 dólares que costaba el viaje. Madre e hijo viajaron juntos y cuando llegaron a su destino y Carter conoció a Rowdy, su mundo cambió para siempre.
A partir de ese momento, el pequeño ya no se sintió distinto y cuando volvió al colegio, lo hizo renovado de energía positiva, la tristeza se había ido. Actualmente, la madre de Carter y la dueña de Rowdy están buscando la forma de que ambos puedan verse a menudo y desde aquí esperamos que lo logren.
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