Tan solo han hecho falta un par de declaraciones donde sugiere que participará políticamente en el futuro próximo (sin decir en calidad de qué) para que Thelma Aldana haya agitado el avispero.
Sandra Torres ha propuesto legislar contra la posibilidad de que alguien como ella pudiera presentarse a las elecciones y Felipe Alejos lleva días gritando “politización de la justicia” allí donde puede.
Mala reacción. Confirma que Aldana hace que las piernas de más de uno y una tiemblen ante la perspectiva de verla en la campaña por la Presidencia.
Confirman de manera pública y evidente el principal capital político que la quetzalteca posee: es el terror de la vilipendiada clase política tradicional. Una carta de presentación inigualable.
Si la ex Fiscal será o no candidata presidencial (o a Diputada o a Alcaldesa) no lo sabe ni siquiera la propia Aldana. Demasiadas incógnitas, alguna de las cuales ella misma no controla.
Primero tiene que querer. Su familia pesará en una decisión tan arriesgada; la evaluación de su propia tranquilidad, también. Entre pasarse dando conferencias internacionales, cobrando bien y recibiendo reconocimientos o darse de bruces contra un sistema a la defensiva…la comodidad invita claramente a la primera opción.
Segundo se deberán resolver infinidad de denuncias penales en su contra, algunas ya presentadas y otras por presentar por parte de sus enemigos, que son muchos y variados.
Después observar de cerca a la Contraloría que siempre es un instrumento en contra de candidaturas. También habría que ver las presiones en el TSE y resolver el dilema de por qué partido iría, con qué equipo, con qué mensajes y estructura territorial.
Qué tan exitosa pudiera ser como candidata también está al amparo del “veremos”. Es verdad que no parece muy “tarimera” pero esas cosas se trabajan.
Las encuestas que se vayan publicando sobre ella darán luz sobre qué tanto la gente la ve fuera del popular rol que ha jugado.
Ya estirando el ejercicio mental, si sería alguien capaz de manejar Presidencia son otros veinte pesos, como en todos los casos de potenciales candidatos y candidatas. Muchas cosas, muy interesantes todas, deben acontecer en el futuro cercano para contestar todo esto.
Pero una cosa se presenta diáfana. Su fortaleza radica en aterrorizar a la clase política tradicional, algo que emociona en gran medida al ciudadano promedio.
Thelma Aldana parece estar sondeando y los políticos picaron el anzuelo. La reacción ha sido muy positiva para ella. Muy tentador debe resultar saber que se cuenta con tremendo capital político esperando ser invertido.
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