Cerca de Carmelita, la última comunidad al norte de Petén, hay un santuario para la vida silvestre que busca convertirse en un punto para los estudios científicos de la flora y fauna que vive o encuentra un refugio en época de migración.
Se trata de Puerto Arturo, un refugio que se encuentra a unos 84 kilómetros de la isla de Flores, donde los científicos pueden estudiar aves, cocodrilos, saraguates, flora de esta región al norte de Petén, cerca del sitio arqueológico El Mirador.
“Por la biodiversidad que existe en Puerto Arturo, se había contado con un proyecto para impulsar este sitio, el que empezamos en 2016. A finales de ese año empezamos la construcción de la infraestructura en este lugar, ya se cuenta con cabaña, queremos instalar piscinas y muelles. El objetivo principal es el turismo de investigación científica”, destaca Byron Hernández, presidente de Cooperativa Carmelita.
En busca de impulso
Los impulsores de esta reserva han empezado a atraer la atención en diversos campos. El 4 de mayo se celebró el primer Big Day al norte de Guatemala, un conteo de aves principalmente migratorias. De acuerdo con la lista mundial, el país ocupó el puesto 13 de más de 170 naciones alrededor del planeta.
Los observadores de aves elaboraron 739 listas, para reportar un total de 534 especies de aves a nivel nacional. Colombia logró reportar 1 mil 590 especies con 6 mil 419 listas. Entre los 10 primeros puestos están países del continente americano como Perú, Ecuador, Brasil, Bolivia, Venezuela, México, Panamá, Argentina, Estados Unidos, Costa Rica y Guatemala.
De acuerdo con varios de los guías especializados en el avistamiento de aves, hubo reportes de especies de las cuales no existían registros en esa zona del Petén.
“Siempre se cuenta con apoyos de organizaciones no gubernamentales, entre ellas está la Universidad de Cornell, ella está haciendo un estudio científico de aves en esta zona. Ella vino en marzo y lo hará durante 6 meses. Los resultados nos los compartirán y trataremos de divulgarlos para que la gente conozca de esta zona”, resalta Hernández.
Sin embargo, debido a que el sitio se considera como un refugio de vida silvestre, también se han realizado conteos de cocodrilos, cuadrúpedos, así como pesca deportiva.
“No estamos a más de dos años para que el proyecto pueda empezar a funcionar para los estudios científicos, pero la gente también lo puede visitar para que conozca la diversidad biológica que existen en el lugar. Para la visita se debe coordinar con la cooperativa para que se pueda llevar al visitante a este lugar”, añade Byron Hernández.
En riesgo
Pese a los esfuerzos de esta cooperativa para salvaguardar la flora y fauna de la región, los incendios provocados ponen en riesgo el retorno de las aves migratorias australes o boreales.
Los pobladores de las concesiones destacan que no todos los incendios se presentan en los bosques, muchos se dan en pastizales, donde anteriormente hubo poblados que hicieron mal manejo de sus concesiones o de individuos que buscan adueñarse de potreros para la crianza de ganado en zonas no permitidas.
Durante la visita a este lugar, se pudo observar durante el recorrido que existen fincas en las que se crían reses, pese a la prohibición.
Asimismo, los comunitarios coinciden en que cuando se presenta un incendio, son ellos de los primeros en reaccionar y tratar de apagar las llamas. Resaltan que en la mayoría de las situaciones los apagafuegos que van de instituciones del estado no tienen el conocimiento suficiente para combatir los incendios.
También destacan el poco apoyo del Estado para proteger la zona de las actividades ilegales que se presentan en la la Reserva de la Biosfera Maya.
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