Contrario a lo que se cree, la pandemia del Covid-19 no ha detenido el narcotráfico en América y menos en Guatemala. Una investigación de The Washington Post revela que el movimiento de la droga ha sido mixto y que la dificultad para trasladar el "producto" por fronteras bloqueadas ha reducido el precio de la hoja de coca en América del Sur.
A pesar de la pandemia, los narcotraficantes siguen transportando su droga por las Américas, se lee en el reportaje y mucho de ese tráfico ha sido detectado en Guatemala. El 21 de junio, las autoridades encontraron un turbopropulsor gemelo en un área despejada de la selva en Petén.
Los restos quemados de un avión, aparentemente incendiado por los traficantes después de que se retiraron las drogas, se encontraron el 19 de junio. Otro se estrelló al sur del Parque Nacional Laguna del Tigre en abril, esparciendo miles de libras de cocaína en ladrillos envuelto.
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En los últimos meses, el parque ha sido devastado por más de una docena de incendios a gran escala, muchos provocados por narcotraficantes que están quemando zonas de la selva para construir "pistas de aterrizaje ilícitas para el transporte de drogas", dijo el presidente Alejandro Giammattei.
Incluso cuando los funcionarios guatemaltecos reconocen la transformación de esta tierra protegida en un corredor de tráfico de drogas, sus fuerzas de seguridad dicen que son superados por los carteles con mejores recursos, detalla el reportaje del medio estadounidense.
Las fuerzas de seguridad encontraron 50 narco avionetas abandonadas en el país el año pasado. El 90% de la cocaína que ahora se consume en los Estados Unidos transita por Guatemala.
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El Pentágono envió barcos de la Armada y la Guardia Costera al Caribe este año en su mayor despliegue para enfrentar el tráfico de drogas. Pero el Fiscal General William Barr ha reconocido: "Nuestra presión ha llevado a un intento de una ruta aérea fuera de Centroamérica".
Esa ruta aérea ha resultado más difícil de bloquear. La aplicación de la ley en los rincones remotos de Guatemala es casi inexistente y el acceso a la porosa frontera sur de México no está obstruido.
"Los grupos de contrabando guatemaltecos controlan una amplia gama de pistas de aterrizaje clandestinas y pueden ajustar o redirigir los aterrizajes según sea necesario", explica Miller.
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*Lee aquí el reportaje completo en Washington Post
