Hombres con los rostros cubiertos con pasamontañas cargando armas de grueso calibre, pasan frente a una mujer que al verlos apresura su paso y baja la mirada. “Qué miedo”, piensa mientras trata de no verlos y llegar a su casa.
Los hombres armados solían ser sus vecinos, que un día decidieron salir a las calles para autoprotegerse de la delincuencia.
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“Antes no daban miedo. Sabíamos quienes eran, dónde vivían y qué hacían, pero ahora no sabemos si es el vecino o un delincuente”, dijo con la voz baja y la mirada pendiente a quienes la observaban hablando con Soy502. La llamaremos Ana, pues aceptó dar la entrevista sólo si se protegía su identidad.
Nuestra presencia no fue muy bien recibida por todos. La mayoría de los vecinos se negaron a hablar, todos por temor. “Es que los están controlando”, explicó un dependiente de tienda. Cuando salimos de allí, fue evidente la presencia de una persona, quien más tarde nos comentaron que pertenecía al grupo de patrulleros, pero cuando lo abordamos lo negó.
Juan Estrada, director de Seguridad Integral de la Municipalidad de Villa Nueva, comentó que los patrullajes ciudadanos iniciaron hace 11 años en Bárcenas. “No es nuevo, trascendió porque usaron capuchas y armamento pesado”, explicó.
Su presencia como patrulleros civiles no está regulada en ninguna ley, y tampoco es exclusiva de Bárcenas. Existen en varios vecindarios, algunos han sobresalido porque llamaron la atención, entre ellos Salcajá, Quetzaltenango; Palín y San Vicente Pacaya, Escuintla; y San Juan Sacatepéquez, Guatemala.
La inseguridad, ha sido el principal argumento que han dado los grupos de patrulleros para justificar sus presencia. Sin embargo, podría tratarse de excusa o de percepción.
De acuerdo con Estrada, los grupos de patrulleros fueron organizados por el Ministerio de Gobernación en 2006 a través del programa de Juntas Locales, debido a que la criminalidad y la delincuencia se había incrementado en el sector.
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“Su presencia mejoró las condiciones de seguridad. Bárcenas, que se encuentra en la zona 2 y abarca parte de la 3, es una de las áreas con menor incidencia criminal”, aseguró el funcionario.
No obstante, reconoce que la presencia de los patrulleros es “legítima, pero no es legal, a menos que los acompañe la Policía Nacional Civil (PNC)”.
¿Qué dicen los datos?
Según estadísticas de la PNC, la incidencia criminal se ha mantenido en los lugares donde hay o ha existido patrullas civiles.
Por ejemplo, en los últimos cinco años la incidencia criminal no ha bajado de mil reportes. En 2017 se registraron 1,143, este año van 608 -hasta julio-, y en 2014 fueron 1,049. Es más, en 2014 se registraron 301 homicidios, y el año pasado 308.
Lo mismo ha sucedido en Salcajá, donde el reporte de hechos delictivos es mínimo. En los últimos 5 años, la PNC reporta 7 homicidios y 12 ataques con armas de fuego y punzo cortantes. Los robos son los que más se registran, el año pasado hubo 9 denuncias y hasta julio había 6.
Palín, Escuintla, es otra de las zonas donde han surgido los patrulleros encapuchados. De acuerdo con el registro de la PNC, en el lugar los homicidios se han mantenido en los últimos 5 años. En 2014 se registraron 26, un año después 23, y en 2017, 24; hasta junio ha habido 8.
En Villa Nueva, Bárcenas no es de las más peligrosas, sin embargo es constante que se registren hechos delictivos. Según el análisis de densidad de homicidios del 15 de agosto al 13 de septiembre, el área es considerada como media en la escala de reincidencia.
Se sienten extorsionados
Mientras tanto la presencia de los patrulleros divide a la población. Para algunos es necesaria, pero otros se sienten a merced de delincuentes.
“Era bueno cuando no usaban capucha, uno los conocía, sabía quiénes eran, ahora da miedo. ¿Qué sé yo si se trata de un delincuente? Ya no sé quién es”, lamentó Ana.
Aunque para Roberto -así lo llamaremos-, un agente de la Policía Municipal de Tránsito de Villa Nueva, la medida es buena. Se siente más protegido, según él, les ha ayudado a reducir la criminalidad. “Si ellos no estuvieran habría más crimen”, piensa.
Ana no es la única que ve con temor a los patrulleros. Rosa dice sentirse extorsionada cada vez que tiene que pagar por la seguridad.
De acuerdo con los vecinos mujeres pasan con recibos en mano cobrando una cuota. El pago puede ser diario o semanal.
“Se paga 3 quetzales al día o 25 a la semana. Las mujeres están allí desde tempranito cobrando ¿Dígame si no hacen lo mismo los delincuentes?”, cuestionó.
David es uno de los líderes de los patrulleros, no quiso hablar en persona ni darnos su nombre real, se le pudo contactar por teléfono. “Es por seguridad”, manifestó.
El hombre de voz ronca, con argot coloquial, defendió su trabajo. “Nosotros ayudamos a la población, aquí no hay delincuentes, lo piensan antes de entrar”, dijo.
El patrullero reconoció que se está cobrando por prestar el servicio. “Cuando empezamos éramos cientos los que salíamos, pero la gente se acomodó. El dinero que se cobra sirve para pagarle el día a los que aún siguen cuidando”, explicó.
Pero Ana piensa que muchos pagan por temor. “Si no pago da miedo, lo malo es que ellos no le preguntan a uno si le fue bien en el día. La otra vez apareció muerto un muchacho por allá arriba -señala-, él vendía con carreta y sostenía a toda su familia. La gente comenzó a decir que fue porque no pagó a los patrulleros, ¿cree que ahora dejamos de pagar?”, detalló.
Sin embargo el director de Seguridad Integral de la Municipalidad de Villa Nueva, comparó el pago con la cuota mensual que se paga en las colonias con la seguridad privada.
“Si usted vive en una colonia cerrada, le van a cobrar seguridad. Vive más tranquilo, pero eso se paga”, comentó.
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