Ningún partido político lo proclamó como candidato, por lo que está en sus últimos meses como el diputado con más años en el Congreso.
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Desde usar telegrama para comunicarse, hasta un diputado que le envió flores, son parte de las vivencias de Mario Taracena, quien estuvo cuatro décadas en el Congreso y se caracterizó por ser un hombre beligerante, que gritaba en el hemiciclo, al extremo que fue denunciado más de diez veces en el Ministerio Público (MP) por abuso de autoridad, despidos injustificados y violencia contra la mujer.
Es conocido en el Congreso por ser "el provocador por excelencia", a punto que en varias oportunidades casi fue golpeado por sus compañeros, entre ellos Estuardo Galdámez, Alejandro Sinibaldi y Delia Bac, quien le lanzó al rostro un vaso con agua.
Incluso, politólogos, magistrados, compañeros y rivales, lo han señalado de crear una reforma electoral en 2016 para beneficiar a Sandra Torres, hecho que ha negado, aunque, en esta entrevista de dos entregas reconoce que hubo varios errores que deben corregirse en futuros cambios a la Ley Electoral y de Partidos Políticos.
Sin partido político
Taracena ha estado en cuatro agrupaciones políticas, de todas salió peleando. La última fue Voluntad, Oportunidad y Solidaridad (VOS), formada con disidentes de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), a quienes acusa de traidores al haberle ofrecido una plaza en el Parlamento Centroamericano (Parlacen), pero que luego se la dieron a otra persona.
Tuvo una carrera política polémica y durante los 40 años vivió grandes cambios de toda índole, uno fue de la forma de comunicarse. "Imagínese, nos enviábamos telegramas, ahora hay celulares e Internet. Además, un diputado nunca llegaba en fachas al Congreso. El gris era el color institucional. Había que usar saco, corbata, zapatos bien lustrados. Nunca camiseta como es ahora", criticó.
"Cuando llegué al Congreso la gran mayoría de los municipios de Guatemala eran todos de tierra, no tenían ni drenaje, ni pavimento. Era una Guatemala diferente, sin electricidad ni servicios públicos, menos libertades. Fue una generación que nació y creció dentro de una guerra, en donde ni estábamos de acuerdo con el Ejército, ni con la guerrilla, estábamos cansados de los dos bandos, y mirábamos limitadísima nuestra participación en todo", señaló.
Sin embargo, para Taracena, finalmente se salió de un gobierno militar y autoritario, para pasar a la democracia. "Llevamos 37 años de democracia con todos sus defectos y sus problemas, que ha costado muchísimo... pero tuve la suerte de agarrar la colita de los viejos, aquellos grandes viejos honorables que hablaban de la Revolución del 44... unos viejones de nombres que sonaban en el Congreso, de mucho prestigio y los conocí y traté siendo un patojo. Eso me dio una gran ventaja", subrayó.
Por ejemplo, una de las más grandes enseñanzas que recuerda fue cumplir su palabra. "Lo consideraban un patrimonio político. Créanme que en esa época, se respetaba la palabra. Y muchos que no respetaron la palabra, se murieron. Entonces, aprendí que era sagrada", narró.
"El Serranazo"
Sin duda, uno de los momentos más críticos de la democracia guatemalteca fue el autogolpe conocido como "Serranazo" ocurrido en mayo de 1993, cuando el expresidente Jorge Serra Elías ordenó, mediante el Decreto 1-93 la disolución del Congreso, de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y de la Corte de Constitucionalidad (CC), al tiempo que destituyó al jefe del Ministerio Público (MP) y al Procurador General de la Nación (PGN).
Además, rodeó con un cordón policial la casa del presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), a quien le exigía convocar a elecciones, a través de un listado que el mismo Serrano presentó. Misma suerte sufrió el jefe de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), quien al despertar encontró a decenas de policías en su residencia.
"Antes del autogolpe, yo era un diputado de oposición más, pero 24 horas después, era el operador de Ramiro de León Carpio, en ese entonces procurador de los Derechos Humanos, a quien ayudé a impulsar para que fuera Presidente y retomara las riendas del país", comentó.
"Me enteré de las acciones de Serrano a eso de las 5:30 horas. Era increíble su movimiento. A eso de las 6:30 me llamó mi papá y me pidió que fuera a desayunar a la casa de mi hermana. Tuve dudas, no era una petición común. Cuando llegué, allí estaba Ramiro de León Carpio. Él se había brincado de su casa por el techo de mi papá, quien lo sacó en su carro y se lo llevó a donde mi hermana", narró.
"Ramiro era el jefe de la PDH en ese momento y Serrano le había impuesto una persecución. Había que sacarlo del país, para que Serrano no lo capturara. Lo buscaban por todos lados. En casa de mi hermana, empiezo a ver que Ramiro ya tiene comunicación con Otto Pérez Molina, quien estaba en el ostracismo en ese momento dentro del Ejército, así que Otto Pérez se vuelve de peso y empieza a hablar con Ramiro", comentó.
El Congreso fue rodeado con policías y militares. Sin embargo, varios diputados llegaron al Palacio Legislativo para buscar una solución a las acciones de Serrano. "De la noche a la mañana, yo me encuentro dirigiendo toda la operación en el Congreso para que Ramiro de León quedara como Presidente y lo logré. Ramiro quedó com Presidente y Arturo Herbruger como Vicepresidente. No fue fácil, pero lo logré", dijo Taracena.
A pesar que hubo resistencia en el Congreso, la elección de Ramiro de León como Presidente no fue lo más difícil, sino que vino días después de que éste tomara posesión, pues anunció que depuraría a los diputados.
"Las cosas se estaban calmando, cuando en La Libertad, Petén, Ramiro anunció: 'Voy a depurar el Congreso'. Ese fue un día terrible, inmediatamente los diputado me voltearon a ver a mi. Yo era amigo de Ramiro y había operado en su favor... Tal vez fue uno de los momentos más difíciles que viví en mi vida política. Aún así, tuve que participar en las negociaciones para la depuración", detalló.
Pese a que muchos se resistieron, "la depuración se logró. El primero en renunciar fue Oliverio García Rodas, luego los 12 diputados que éramos de Partido de Avanzada Nacional (PAN) y los que no quisieron, se quedaron con el estigma de ser depurables".
Álvaro Arzú y el día más feliz de Taracena
Además de ayudar a formar la Unión del Cambio Nacional (UCN) junto a Jorge Carpio Nicolle, Taracena fue uno de los fundadores del PAN, junto a Álvaro Arzú, pero "hubo una fuerte traición. Yo ayudé. No se imagina todo lo que hice para ayudarlo y lo que hizo fue sacarme del Congreso. Creo que por temor".
Taracena quedaría fuera, Arzú no lo postularía a ningún puesto de elección popular, pero abogaron por él "mis compañeros Luis Flores Asturias, Arabella Castro y Rodolfo Mendoza. Se dieron cuenta que era una injusticia, una ingratitud lo que estaba haciendo Arzú. No sé cómo lo convencieron, pero me postuló, no sé si como castigo o como premio de consolación al Parlamento Centroamericano (Parlacen)".
"Me sentí golpeado y deprimido, porque era mi carrera política, pero recibí los mejores consejos de mi vida y vinieron de mi padre quien me dijo: 'Mirá, dejá de amargarte y dejálo allí, sólo mirá lo que hicieron, te dieron una beca, tenés 5 años con sueldo, para dedicarte a trabajar políticamente y quitarle el partido' y eso hice, le quité el partido", dijo con una gran sonrisa en el rostro.
"No fui solo yo, fuimos varios. pero puse mi granito de arena para que Arzú, aún siendo Presidente de la República, se quedara sin el PAN y puedo decir con orgullo que fue uno de los días más felices de mi vida... pero después vino Rubén Darío Morales a meter un montón de gente deshonesta y peligrosa, pero sobre todo, haciendo cosas incorrectas. Fue allí cuando mejor me retiré del PAN", detalló.
El cuartel de Vinicio Cerezo
Muchas cosas en la política no se saben. Una vez la ex vicepresidenta Roxana Baldetti contó sobre las reuniones alrededor de una cama de hotel, pero Taracena conoce otras cosas más. Una de ellas fue cuando el expresidente Vinicio Cerezo entró a detener a los militares que ya preparaban un nuevo Golpe de Estado.
"A Vinicio (Cerezo) le tocó vivir unas cosas que mis respetos. Se tuvo que ir a meter a un cuartel a decirles: 'Momentito señores, se están quietos'. Ese fue tal vez uno de los cambios más importantes que he sentido yo en esto (la política). Ver a un Ejército que de verdad, ahora sí, se despolitizó", comentó.
"Cuando empezamos en la Constituyente nos decían que el Ejército no es beligerante, no se mete en nada, pero estaban metidos en todo. Era bien complicado... Jugaban a la política de alto nivel y no era como ahora, que se meten los que ya están retirados, no, eran los altos mandos... No quiero defenderlos, pero se salieron de la política partidaria", dijo.
La refrigeradora y el Golpe de Estado
A decir de Taracena, al principio de la democracia en Guatemala, el Ejército estaba tan inmiscuido en todas las decisiones del país, que "cuando una persona iba a la Casa Crema, ya sabíamos que había Presidente de la República para el próximo período".
"Yo estaba recién casado y quería comprarme una refrigeradora, pero no podía hacerlo, porque tenía miedo de que fueran a botar el Gobierno y me quedaba endeudado 12 meses. Imagínese qué nivel de preocupación teníamos del Golpe (de Estado), cada semana o cada mes oíamos que rumores, que Golpes, que el Ejército, era terrible y metían a gente de inteligencia y de todo, o sea, todo eso se acabó", comentó.
El millón y las flores de Baldizón
Según Taracena, su vida política ha estado en cosas inexplicables. Una de ellas es Manuel Baldizón, quien "se encargó de hacer del transfuguismo un negocio lucrativo. Era impresionante, muchos diputados llegaban a contar cuánto le habían ofrecido" y, explicó, trataron de tentarlo en varias ocasiones.
"Tuve diputados que me llegaron a decir: 'Mirá, dice (Manuel) Baldizón que te ofrece 1 millón de quetzales y la jefatura de bancada y yo pensaba: '¿Cómo así? A ellos les daban Q300 mil y a mi me ofrecían un melón'. Obviamente nunca lo entendí, porque después en el hemiciclo me insultaba y me metía a juicios", contó el diputado.
"Su inconsistencia era tan ilógica, que después de insultarme me enviaba regalos como unos lentes carísimos, también me mandaba flores y yo decía: 'Ve, qué maricón. Además de ser un transa, es maricón'", narró.
Gaseosas en lata y el veneno
Taracena comenta que uno de los momentos más importantes de su vida fue cuando llegó a ser presidente del Congreso en 2016. Sin embargo, no todo fue color de rosa, ya que hubo momentos de tensión, debido a que no sólo impulsó varias leyes que llevaban años sin avanzar en el hemiciclo, sino que también reveló uno de los más grandes secretos del Legislativo: las planillas de empleados.
"Llegué bien conocedor de lo que ocurría. Sabía exactamente qué cayos tenía que tocar, donde debía apachar. Solo tuve que tomar una decisión que tomé con mi mismo y con Dios: quería ser un Presidente del Congreso más o alguien diferente y decidí ser diferente. Aprobé 50 decretos que nadie imagino que pasarían como la independencia del Ministerio Público (MP), reformas a la Carrera Judicial, a la Ley del Congreso, a la ley electoral y todo contra la corriente y con todos odiándome", aseguró.
"Me odiaban en serio. Al extremo que envenenaron a dos personas. Tuvimos que llevar de emergencia a dos de los directores del Congreso. Los envenenaron, imagínese, les dieron veneno, los querían muertos", contó.
Agregó: "El ambiente era horrible desde que me bajaba de mi carro. Me hacían caras, me metieron 26 juicios. Me acusaron de acoso, de temas laborales, de todo lo que pudieron, todo por destapar el abuso que había. Llegué al extremo de pedir que me sirvieran solo bebidas gaseosas en lata o agua pura sin destapar, tenía miedo de que me fueran a envenenar".
Sin embargo, no se arrepiente. "Aquí era horrible. Los diputados eran abusivos y los trabajadores también. Había algunos que ganaban tres veces más que un diputado. Había un ujier para limpiar un metro del Palacio Legislativo cada uno, era una exageración, pero quitamos 1,884 contratos y ahorramos Q70 millones al Congreso al año y lo volvería a hacer".
Aunque negó que la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) o la Embajada de Estado Unidos, haya tenido alguna injerencia en su mandato en el Congreso. "Lo que había era miedo. Todos sentían que ya los llegaban a capturar. Me ayudó el momento y yo lo supe aprovechar", comentó.
"Instrucciones en inglés"
Fue una de las frases más comunes de Taracena durante su presidencia en el Congreso, pero no era verdad, dice. "Me eligieron con todos en contra, hasta los de mi partido, pero Alejandro Sinibaldi dijo que daría su voto y el de su partido a mi persona y así fue como obtuve la presidencia, de lo contrario, me dan la vuelta".
La frase surgió el mismo 14 de enero de 2016 cuando asumió. Un periodista le preguntó cómo lo habían elegido y respondió: "Gracias al Cristo Negro de Esquipulas. Me refería al de verdad, al que está en Esquipulas como haciendo referencia que era un milagro, ya que el 15 era su festividad, pero comenzaron a interpretarlo como ellos querían y dijeron que se trataba de Todd Robinson, todos decían que era "El negro de la Embajada" y no era así".
"Entonces me llamó el embajador y me dice: 'Mario ¿qué es eso? Le pedí disculpas y le expliqué a qué me refería yo y me dijo: 'Bueno, ahora di cualquier cosa, porque tenemos agenda en común, pero no digás eso', así que los dejé pensar".
"Después, otro periodista me preguntó sobre 'El Cristo de Esquipulas' y yo por molestar le respondí: 'Instrucciones en inglés' y se volvió la frase, es que era la frase. Especulaban o miraban las cosas más grandes de la cuenta, así que aprobaban todo por temor a que la 'Embajada les hiciera algo'. Todo ese miedo me sirvió para pasar la leyes que eran intocables en el país. Aproveché la coyuntura, supe leer a la Plaza y lo que querían y lo aproveché", sentenció.
Jimmy, la reunión de alto nivel y la guitarra
Siendo presidente del Congreso, Taracena tuvo que tener un contacto directo con Jimmy Morales, presidente del Ejecutivo, a quien calificó como "un fiasco... una persona terrible y sin ninguna capacidad para gobernar".
"Imagínese, Jimmy estaba recién estrenadito en la presidencia y nos citó a una reunión en Casa Presidencia. Nos invitó a almorzar. Estaba el presidente de la CC, el presidente de la CSJ, estaba el presidente del Congreso y el Presidente de la República y yo pensé: '¡Qué sesión más importante! Hoy sí vamos a tocar temas importantes!'", contó.
"Me preparé y llevaba ya un pliego de temas que pensé debíamos tratar y le hice la observación a Jimmy, le planteé el tema de las minas y cosas así, pero me interrumpió y dijo: 'No, no, no, no. Tráiganme la guitarra' y se pone a cantar y yo decía por dentro: '¿Cuántas veces va a tener la oportunidad de tener a todo el poder del país aquí sentado? Era para coordinar una actividad importante y no, él cantando", criticó Taracena.
Fue un fiasco. "Yo salí de bajón y pensé: 'Pusimos a un cómico de presidente ¡Qué equivocada la que nos dimos!' Todos nos veíamos la cara, así como quien dice: '¿Y esto qué?'".
Y no fue la única vez. El expresidente Morales se caracterizó por "ofrecer conciertos privados" a sus invitados o bien en las actividades a las que acudía, así pasó en 2018 en Jacaltenango, Huehuetenango, cuando en plena reunión con la población, el Presidente sacó su guitarra y comenzó a cantar, mientras al fondo se observa al exministro de la Defensa muy ansioso, tal como lo refleja un video publicado por Movimiento GT.
Para finalizar hace un llamado a la reflexión: "Los que quieran ser presidentes, que sepan a lo que se están metiendo, que sean responsables con el pueblo. No cualquiera puede ser presidente, no poner a alguien que saca la guitarra con todos los que estábamos en serio"