Las verdades a medias son una trampa.
Una mentira descarada es una apuesta perversa, pero apuesta al fin y al cabo. Quien miente sabe que tarde o temprano se sabrá la verdad. Pero quien miente a medias quiere mantenerse dorando la píldora sin tener que apostar. Esta particular forma de engaño tiene como estrategia tener siempre por dónde salir.
“Guatemala está dividida”, es una de las verdades a medias favoritas que muchos defensores del sistema corrupto, nepotista y mediocre ponen sobre la mesa cada vez que pueden.
La misma canciller habló de polarización y como se suele estilar en toda verdad a medias, no dijo cuáles son los bandos -solo generalizaciones burdas- todos o ninguno. ¡Bah..! Pura espuma.
A ver, polarizados cómo, cuál es el parte aguas, cuáles son los bandos. ¿Buenos y malos? Parfaaavaaaar.
Dividir a la sociedad entre buenos y malos es una verdadera aberración. Estar en contra de la corrupción no te hace bueno, con suerte te hace sensato, crítico. La corrupción es una práctica malintencionada, dañina y a todas luces va en contra del bien común.
Estar a favor de la corrupción tampoco te hace malo -te hace corrupto- y serlo puede tener implicaciones jurídicas, pero de nuevo, no se trata nomás de lo jurídico. Mezquino, cobarde, rastrero son algunas de las palabras que podrían identificar a alguien que está manifiestamente a favor de la corrupción. Transa.
Esto no es entre los buenos y los malos, no amigos ciudadanos. Hay que entender que existan lógicas de bandos. Las ideas también nos reúnen en grupos de afinidad y aprendemos a ver desde esos filtros extraños que creamos. Tenemos afinidades y son muy diversas y las diferencias son la clave. Pero hay que ir más allá.
El nacionalismo tiene esa trampa vulgar de hablar de “una sola Guatemala”. ¡No me jodan! Si algo somos es diversos: pensamos, sentimos, vivimos de maneras muy distintas.
Dejen de usar los símbolos patrios para tratar de “unificarnos”. No, una bandera con la que una serpiente se limpia los labios después de un discurso plagado de veneno no significa absolutamente nada.
No estamos divididos, luchar por la justicia no nos divide, nos cuestiona, nos confronta, nos da identidad y sentido.
No es una verdad a medias decir que la mayoría quisiéramos un mejor país, y en un país mejor se usan los recursos comunes con transparencia, equidad y eficiencia.
El bien común es aquello que beneficia a la gran mayoría y ni la impunidad ni el robo ni la mentira nos benefician. Vaya.
Más de Julio Serrano Echeverría: