La pandemia ha ocasionado una fuerte crisis a nivel económico y también ha impactado negativamente, agudizando la desigualdad que viven las mujeres, adolescentes y niñas, en especial si tienen discapacidad, viven en situación de pobreza extrema, así como las personas LGBTI.


Trabajando unidas y unidos para detener la violencia
Poner fin a la necesidad insatisfecha de planificación familiar
Poner fin a la violencia de género y otras prácticas nocivas, como los matrimonios o uniones tempranos y forzados.
Poner fin a las muertes maternas evitables
Prácticas nocivas contra la mujer
¿Cómo pueden los hombres poner fin a la violencia?
Respeta a las mujeres, niñas y adolescentes cuando señalan y denuncian la violencia física, psicológica y sexual.
Transforma tu forma de pensar: las mujeres no nacieron solamente para ser madres, cuidar a otras personas, o dedicarse a los oficios domésticos.
Promueve la equidad en las relaciones: participa en la crianza, las tareas del hogar y la planificación familiar.
Reconoce que los hombres tienen privilegios: por ejemplo, no tienen limitaciones de horario para volver a la casa y no sufren acoso en las calles ni en el transporte público.
Recuerda que ser hombre no significa ser violento, agresivo o mandón. Siempre puedes escuchar, ser responsable y participar en la crianza positiva de hijos e hijas.
Entiende: las mujeres tienen derecho a vivir libres, lograr sus proyectos de vida y participar activamente en la familia, la comunidad y el trabajo.
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La voz de una Guatemala joven

Romeo Méndez / Organización juvenil Con Vos
Villa Nueva
“Fomentar la participación es inspirar con practicas cotidianas de comportamiento que se traducen en escuchar su voz, respetar la igualdad y equidad, compartir esperanzas y promover acciones. Tener claro que para construir un mejor futuro, uno digno, tanto mujeres y hombres, somos uno”.
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Hernry Teyul / Organización Jóvenes del Polochic e Izabal
Santa Catalina La Tinta, Alta Verapaz Guatemala.
“Las niñas enfrentan discriminación, acoso en la comunidad y violación en los centros educativos, acciones que muchas veces quedan impunes o conducen a represalias cuando se deciden denunciar. Muchas jovencitas son forzadas a unirse o casarse tempranamente con personas mayores, por la necesidad económica de las familias”.
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Emma López / Educadora
Ciudad Capital.
“La educación es un derecho y una herramienta para transformar las prácticas discriminatorias contra las niñas, adolescentes y mujeres, para construir capacidades y contribuir a vivir libres de violencias en una sociedad más justa, solidaria y equitativa”.
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Pablo Salazar Canelos / Representante de País de UNFPA.
“La violencia de género, mayormente ejercida contra las mujeres, es una práctica nociva, una realidad indeseable que afecta al menos a una de cada cinco mujeres en Guatemala que ha sufrido violencia física, y a casi una de cada 10 que ha vivido violencia sexual. Poner fin a la violencia sexual, al acoso, prácticas nocivas y todas las formas de violencia es un compromiso que los hombres, de todas las edades, debemos asumir”.
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Alexander Morales / Asociación de Mujeres Ixmukané
Chichicastenango, Quiché.
“Los hombres jóvenes debemos modificar las normas sociales que fomentan la violencia contra las mujeres. Debemos reconocer que los hombres tenemos privilegios y erradicarlos para ejercer un liderazgo democrático que se comparta entre mujeres y hombres. Fomentemos la paternidad responsable y la crianza positiva para ser hombres no violentos”.
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Elida López / Líder juvenil de San Andrés Semetabaj, Sololá
“Para poner fin a la violencia, necesitamos que las decisiones que se toman a nivel local incluyan a las mujeres y se centren en cumplir sus derechos humanos. Esto contribuye a la democracia en nuestro país”.