Aron Johannsson, delantero del Werder Bremen, tiene suficientes motivos para estar triste (y un poco molesto) después de la eliminación de Estados Unidos en la fase de clasificación de Rusia 2018, ya que eso evitó que disputara su primer Mundial.
Pero el futbolista, quien tiene nacionalidad islandesa y estadounidense, pudo haber llegado a la cita mundialista si en 2013 no hubiese decidido jugar para la selección de las barras y las estrellas.
Nacido en Alabama en 1990, Johannsson es hijo de inmigrantes islandeses en Estados Unidos, aunque toda su infancia transcurrió en la isla europea. Allí comenzó a destacar hasta ser fichado por el Aarhus danés en 2010, periodo que coincide con sus primeras llamadas en las categorías inferiores de la selección nórdica.
Su buen rendimiento y sus goles, primero en el Aarhus y luego en el AZ Alkmaar holandés, llamaron la atención de Jürgen Klinsmann, seleccionador estadounidense en aquel entonces, quien convenció al jugador de apostar por su nacionalidad de origen.
La posibilidad de jugar un Mundial en el futuro fue determinante para que el delantero se decidiese por el combinado americano, presente de forma ininterrumpida en las citas mundialistas de fútbol desde Italia 1990.
Desde su debut en agosto de 2013, Johannsson ha disputado 19 partidos internacionales con su selección y ha marcado 4 goles, pero ha sido partícipe también del histórico fracaso de quedarse fuera de Rusia 2018.
En cambio, la selección islandesa no ha parado de crecer en ese mismo periodo. En 2016 disputó su primera Eurocopa, en la que alcanzó los cuartos de final, y la semana pasada certificó su primera clasificación mundialista tras acabar primera en un grupo que compartió con Croacia, Ucrania, Turquía, entre otras.
*Con información de ABC