Además de desenvolverse en español y cakchiquel, sus idiomas natales, puede hacerlo en inglés, francés e italiano y quiere aprender japonés y coreano.
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El niño guatemalteco Ezequiel Cúmez sorprende a turistas y residentes de Ataco, El Salvador, donde vende artesanías, debido a su habilidad para hablar varios idiomas.
El medio del país vecino, elsalvador.com compartió su historia.
Jairo Ezequiel Alejandro Cúmez López y su familia son originarios de Panajachel, Sololá. Él ayuda a su mamá a vender productos tradicionales de Guatemala en las calles de Concepción de Ataco, municipio del departamento Ahuachapán, en El Salvador, donde comercializan desde hace 5 años.
Ezequiel asegura que ayuda a su familia y lo hace porque quiere tener su propio dinero y reunir lo suficiente para cumplir sus metas.
Cursa 4to primaria en Guatemala pero tuvo que suspender sus estudios pues no cuenta con un teléfono celular o computadora para recibir clases virtuales a raíz de la pandemia.
Además de desenvolverse en español y cakchiquel, sus idiomas natales, puede hacerlo en inglés, francés e italiano y dijo que pronto desea aprender japonés y coreano.
Cúmez aprendió lo que sabe escuchando a extranjeros de visita, tanto en Pana, Guatemala, como en Ataco, El Salvador, con quienes tiene largas conversaciones acerca de sus países de origen.
“Me gusta explorar, visitar lugares, viajar, aprender muchos idiomas, tener muchos amigos y compartir. Me gusta el inglés, francés, mam, tz'utujil, quekchi… mi sueño es hablar muchos idiomas, ir a diferentes lugares, conocer el mundo, ir a Japón, China, Estados Unidos”, dijo al medio, agregando que quiere ser empresario de viajes y de alimentos, pues también puede cocinar, principalmente platillos de Guatemala.
“Me gusta trabajar, ganar mis cosas, quiero ser alguien en la vida”, contó, agregando que es amante del fútbol pero prefiere el ajedrez.
Ramos López Pérez de Cúmez explicó en la entrevista que él es el séptimo de sus ocho hijos y que desde pequeño mostró su destreza para los idiomas, además lo describió como un pequeño muy noble pues cuando tiene dinero compra peluches y ropa y los regala a otros niños.
La familia pasó momentos difíciles durante las restricciones por pandemia pues dejaron de viajar al país vecino cuando gobierno salvadoreño cerró las fronteras.
Ramos tenía poco dinero y se terminó rápido en cuestión de meses, por ello Ezequiel usó sus ahorros e invirtió en ingredientes para hacer tamales para vender.
“Estoy feliz porque es un niño que piensa en su futuro. Dice ‘yo voy a trabajar, voy a guardar mi dinero porque quiero conocer otro país, quiero viajar en un avión y no solo yo sino que también usted tiene que ir conmigo’.
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