Con el aumento de tránsito la calidad de vida suele verse muy afectada.
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Amílcar Montejo, jefe de comunicación de Emetra, adelantó a Soy502 que para finales de enero e inicios de febrero, el tránsito llegaría a su punto máximo con un parque vehicular de 1.175,000 autos circulando en la Ciudad de Guatemala.
Las autoridades de salud advierten que este incremento en el tránsito tiene consecuencias negativas para la salud mental y física, como estrés, enfermedades respiratorias y violencia.
Enfermedades respiratorias
María del Mar Ordóñez, encargada de la vigilancia de enfermedades respiratorias del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, habló con Soy502 y explicó que aunque no existe un estudio nacional que exponga una correlación entre el aumento del tránsito y un impacto directo en las infecciones respiratorias, artículos publicados en otros países sí advierten de esta relación.
Dichos estudios habrían demostrado que dependiendo del nivel de polución del aire y el tiempo de exposición "esta va a tener una relación directa con algún síntoma respiratorio o algún tipo de daño al sistema respiratorio", explicó Ordóñez.
La situación para algunos guatemaltecos representa pasar 2 a 3 horas de su tiempo en el tránsito. Durante ese tiempo, los vehículos suelen estar encendidos y expulsando diferentes contaminantes, esto "a largo plazo tendría repercusión en la salud. Aunque no tenemos nosotros datos nacionales, sí tenemos respaldo de los estudios, donde sí hay una correlación", detallaba Ordóñez.
Ante esto, la recomendación durante el tráfico es no bajar los vidrios de los vehículos para reducir la exposición, y en el caso de los motoristas, el uso adecuado del casco que además de protección para traumas, puede funcionar como una barrera.
También hace una recomendación a las personas que salgan a ejercitarse durante las horas con menor concentración de vehículos.
Salud Mental
Aracely Tellez, Coordinadora del programa de Salud Mental del Ministerio de Salud, explicó a Soy502 que el regreso de vacaciones a clases y trabajos, genera ansiedad, estrés e irritabilidad.
"Hace cambiar las rutinas que las personas llevan, porque después de un período de vacaciones, los hábitos van cambiando", explicaba Tellez.
Las rutinas de alimentación también cambian durante las vacaciones, y en los jóvenes hay cambios en los hábitos de descanso, lo que provoca problemas de sueño.
Esto trae como consecuencia malestar y frustración en los individuos. "Le provocan malestar psicológico, y eso hace que se vuelvan más agresivos. Hay que recordar que la frustración precede a la agresividad", detallaba Tellez.
Ante esto, Tellez hace un llamado a la disciplina de los padres de familia para que "puedan ser más ordenados y dejen las cosas ordenadas un día antes. Para que el día que ya asistan al colegio o escuela, vengan con sus horarios anticipados", finalizaba Tellez.