Durante un resfrío o alergia solo la mitad de la nariz se congestiona, siempre uno de los orificios está perfectamente despejado y el otro completamente lleno de mocos ¿A qué se debe?
La respuesta no tiene nada que ver con el resfriado, sino con nuestro propio organismo, específicamente con una función que tiene su origen en el sistema nervioso autónomo y se llama ciclo nasal.
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Esto significa que existen fases de congestión y descongestión de los plexos cavernosos de las fosas nasales. Su duración es de tres a cuatro horas y se produce alternamente en cada fosa, según lo define el diccionario médico de la Universidad de Navarra.
El interior de la nariz no es una simple caverna estática, sus paredes se dilatan y contraen cada cierto tiempo bombeando sangre en los plexos cavernosos, de una manera similar al mecanismo que hace que el pene se mantenga erecto.
El ciclo nasal cumple con dos funciones, la primera es de simple mantenimiento, ya que cerrar parcialmente una mitad de la nariz permite a los cilios y mucosidad de esa parte descansar durante unas horas.
La segunda función tiene que ver con el olfato, puesto que la nariz detecta olores captando las partículas químicas que flotan en el aire, pero hay esencias concretas que captan mejor a más velocidad, mientras que otras necesitan que el aire circule más lentamente.
Tener la nariz abierta de forma desigual redondea nuestro sentido del olfato. Normalmente, apenas somos conscientes del ciclo nasal porque lo rige el mismo sistema nervioso que regula nuestros órganos.
Somos conscientes de ello, cuando no podemos respirar en absoluto.
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* Con información de es.gizmodo.com