El 5 de mayo del 2017, la vida de Conor McGregor dio un giro de 180 grados tras el nacimiento de su primer hijo, el pequeño Conor Jack. A pesar de demostrar que es un luchador muy completo y profesional, tiene una debilidad con nombre y apellido.
El irlandés no se sube a un ring desde noviembre del 2016, momento en el que confirmó que iba ser padre. En medio de los preparativos para su paternidad, se concretó la pelea ante el estadounidense Floyd Mayweather y fue a partir de ese momento donde dividió su tiempo en sus dos amores: la lucha y su primogénito.
Quedan sólo unas horas para la "Pelea del Dinero", donde estarán los tres. Conor McGregor arriba del ring y Dee Devlin, su incondicional esposa, junto a Jack alentándolo en las gradas.
Hasta el más rudo se doblega al ser papá
Para la cámara y sus fanáticos muestra su faceta más ruda. Sus amenazas y su agresividad a la hora de subirse al octágono lo hacen ver como un hombre fuerte, sin debilidades. Sin embargo, existe una flaqueza llamada Conor Jack, a pesar de que él mismo aseguró ser "más peligroso y despiadado".
"La paternidad es una cosa increíble, porque me hizo darme cuenta de lo que es importante".
Es la primera vez que, a la hora de entrenar, lo hace bajo la atenta mirada de su hijo. Antes de subir al cuadrilátero, para comenzar con una nueva sesión, se toma un tiempo para besarlo y hacerlo reír.
*Con información de Infobae