La joven Daniela Patiño fue víctima de una red de trata de personas en Guatemala.
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Cada noche, Martha Hinestroza reproduce en su celular un audio con la voz de su hija asesinada el año pasado. Daniela habría cumplido 23 años el pasado 25 de abril.
“Yo, Daniela Patiño, soy una mujer que sueña con ganarse el premio nobel de literatura. Me gusta amar y vivir, sentir los árboles, la naturaleza y sentirse amada”, se escucha en la grabación que su madre guarda como un tesoro.
Su madre recuerda que Daniela era polifacética: quería ser escritora, "youtuber", actriz y periodista.
Cuando su padre Elkin Patiño perdió su empleo, la joven tuvo que buscar trabajo para costear sus estudios universitarios.
A inicios de julio del 2018 tomó sus maletas y sin saber mucho hebreo arrancó su travesía hacia Israel. Durante nueve meses vivió en Guivatayim, una ciudad de la franja costera central de ese país.
Trabajó en un restaurante y logró ahorrar suficiente dinero para pagar su semestre y cumplir el objetivo que se planteó con Sara Patiño, su hermana gemela: ayudar a sus padres a salir adelante.
A lo largo de esos meses, en sus espacios libres, Daniela prendía la cámara de su computador y grababa videos para YouTube.
Cuando regresó a Colombia en 2019, sus padres pensaron que volvería a las aulas. Pero los planes cambiaron cuando una supuesta promesa de viajar a España para trabajar de nuevo en un restaurante y ganar mucho dinero, llegó a los oídos de Daniela a mitad de año.
“La invitación la hizo una amiga que no conocíamos. Como ella estuvo en Israel y le fue tan bien, yo tenía la fe de que esta vez pasaría lo mismo”, afirma Martha.
Horas de angustia
Martha y Elkin recibieron un mensaje a las 4:30 de la mañana. Era un video de Daniela avisándoles que ya había llegado.
Esto les pareció extraño porque un vuelo que toma aproximadamente 9 horas y 30 minutos de Colombia a España, había tardado seis horas.
“¿Usted por qué está allá, luego no iba para España?, le preguntó Martha por un mensaje de texto. “No, mi amiga resultó diciendo que el trabajo iba a ser en Guatemala”, le respondió Daniela. Ahí empezó la pesadilla.
Durante el primer día de su viaje, Daniela perdió toda la comunicación con sus padres. La espera para que su hija volviera a escribir se hizo larga, hasta que por fin recibieron otro video. Esta vez, en una casa con algunas amigas.
“Se veía súper bien”, dice Elkin, quien recuerda que por momentos volvieron a sentir la calma que lograron tener mientras Daniela estaba en Israel. Sin embargo, a los dos días de arrancar la travesía en tierras guatemaltecas, llegó otro mensaje con malas noticias.
“Mamá, esto no es ningún trabajo, esto es una trata de blancas”, “me están pidiendo un millón de pesos para pagar el viaje”, “me van a matar, llame a la Policía”, decían los textos.
La joven estaba en peligro, lejos de casa. Aunque querían ir hasta allá para ayudarla, no era una opción por la falta de recursos económicos. La alegría que supondría el viaje se transformó en terror e incertidumbre.
Entre lágrimas, Martha le rogó a Daniela para que intentara volver a Colombia. Ella aseguraba que la tenían amenazada y tenía que pagar el dinero que le pedían a cambio de no asesinarla. Los padres movieron cielo y tierra en Colombia para enviarle un millón de pesos hasta ese país.
El escape
Daniela recibió el dinero y finalmente pudo viajar sana y salva hasta Playa del Carmen (México). “Me volé”, les escribió sin contar detalles de cómo logró huir de la red de trata de personas en la que habría caído.
Su hija pudo contactar con un amigo que conoció en Israel y vivía en México. Allí logró conseguir hospedaje en un hotel donde tenía planeado pasar los días mientras conseguía trabajo o decidía volver a Colombia para reunirse con sus padres, su hermana gemela y su pequeña sobrina.
La joven hablaba a diario con sus papás. Les contaba qué hacía y dónde estaba. Hasta que llegó un momento en el que dejó de contactarles.
“Daniela está desaparecida, dejó sus papeles en el hotel, pero salió al supermercado y no sabemos nada de ella”, les dijo por el teléfono una amiga que conoció Daniela en México.
El mensaje de la desaparición de Daniela se viralizó en redes sociales. A medianoche del 13 de septiembre, mientras Martha le suplicaba a la imagen de la Virgen de Guadalupe que pegó en su sitio de trabajo, le llegó un mensaje a su Facebook. Era una foto de la mano de Daniela en la que se veía un tatuaje.
“Señora, ¿por favor nos dice si esta es su hija?”. “Era mi niña, estaba sin vida”, recuerda. "Inefable", decía el tatuaje que permitió reconocer a Daniela.
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El proceso
El 3 de octubre del año pasado, mientras el padre alistaba su viaje para repatriar el cuerpo su hija, varios medios colombianos y mexicanos informaron que habían capturado al presunto asesino en México. Se trataba de alias "Pantera", un hombre que supuestamente le envió un mensaje a Daniela horas antes de que la encontraran sin vida.
Con respecto a esta captura, los padres aseguran que las autoridades no pudieron comprobar nada y lo dejaron libre. “El hombre al que capturaron fue un payaso que pusieron para tapar el cuento, para callar a la prensa”, aseguran.
Por la pandemia, el proceso para continuar la investigación se frenó, pero Elkin espera que el fiscal encargado del caso en Colombia muestre avances pronto.
*Con información de ElTiempo
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