Hace más o menos 19 meses el gobierno de China manejó otra epidemia que tuvo en total secreto y la cual aún afecta al país asiático. De esta crisis no han podido salir debido a la aparición del coronavirus. Se trata de la peste porcina africana.
Una investigación de la agencia de noticias Reuters descubrió que la rápida propagación de la enfermedad, que ya mató a millones de cerdos en China, tiene su origen en la subnotificación sistémica de brotes en dicho país asiático.
Si bien es cierto el peligro más fuerte de la calamidad que viven los pequeños ganaderos chinos es altísimo riesgo de una infección humana. Tal como sucedió con la fiebre porcina, los funcionario de Beijing tardaron en tomar medidas necesarias para contener el brote del coronavirus en diciembre de 2019 en Wuhan.
La fiebre porcina africana ya sacó del mercado una cuarta parte de los cerdos del mundo, provocó aumento de los precios de la carne en todo el mundo y llevó la inflación de los alimentos a un máximo de ocho años.
Los encubrimientos en China, junto con el financiamiento insuficiente de la ayuda para los criadores de cerdos devastados y la débil aplicación de las restricciones sobre el transporte y la matanza de cerdos, permitió la propagación del virus del ganado hasta el punto de que ahora amenaza a los criadores de cerdos en todo el mundo. Desde el brote en China, la peste porcina africana estalló en 10 países de Asia.
