El asesinato de la joven influencer Catalina Gutierrez en manos de su mejor amigo de la universidad conmocionó a la provincia de Córdoba, de donde era originaria.
EN CONTEXTO: Catalina Gutiérrez, la influencer que murió en manos de un amigo de la "U"
La joven desapareció el miércoles 17 de julio, cuando le pidió el automóvil a su madre, un Renault Clio, para ir a un encuentro con algunos amigos; sin embargo, no llegó a la reunión.
Catalina estudiaba arquitectura en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), lugar donde conoció a su asesino Néstor Aguilar, con quien inició una fuerte amistad sin saber que junto a él le esperaba la muerte.
Los hechos
Esa noche Gutiérrez pasó a buscar su agresor Aguilar para ir con sus demás compañeros al boliche de un centro comercial, pero ya no llegó. Su familia comenzó a rastrear su ubicación y dio con el automóvil que había sido quemado en un camino rural en la periferia. Ahí encontraron el cuerpo de la joven en el baúl.
Según la autopsia, Catalina murió de asfixia por estrangulamiento y golpes; las quemaduras que presentaba se habrían producido post mortem. Las autoridades sospechan que el joven la mató en la casa de él y luego dejó el cadáver en el vehículo para posteriormente tratar de quemarlo con alcohol, pero las llamas se apagaron pronto.
Un anillo lo delató
La razón por la que la policía dio con el asesino fue porque, al catear la vivienda de Néstor, los investigadores encontraron un anillo que pertenecía a la víctima, cabellos rubios y ropa húmeda dentro de la lavadora, elementos claves, pues asumen que la joya se habría perdido al intentar forcejear para defenderse del ataque.
Pese a que no reconoció su culpabilidad, Aguilar se quebró al admitir que Catalina era "el amor de su vida". Una fuente ligada al caso reveló al citado medio que en la Fiscalía dio la sensación de que el sospechoso "quería relatar lo sucedido". El abogado de Néstor dijo que en ningún momento confesó el hecho y trabaja para quitarle la culpa; sin embargo, el fiscal Carlos Mana imputó a Aguilar por homicidio simple, cuya condena contempla una pena máxima de 25 años de prisión. Eventualmente se podría considerar como violencia de género.
