La situación que atraviesa Afganistán pone en riesgo a millones de mujeres, pues es un retroceso a la libertad que habían ganado en los últimos años.
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A medida que los talibanes toman control de Afganistán, su guerra contra las mujeres amenaza con destruir nuevamente las vidas de profesionales, activistas, líderes comunitarias y políticas.
En 2001, con la caída del denominado Emirato Islámico, bajo el que no podían ni estudiar ni trabajar, entre muchas otras prohibiciones, las mujeres pudieron recuperar algunas de sus libertades.
Es que los talibanes aplicaban entonces una estricta interpretación religiosa, según la cual las mujeres no podían tener ningún tipo de vida pública, ocultas de los ojos de cualquiera que no fuese su marido o guardián varón. Los castigos ante el incumplimiento eran lapidaciones, mutilaciones y azotes.
“Respetaremos los derechos de las mujeres”, prometió uno de los representantes en las negociaciones de paz con el Gobierno, Suhail Shaheen. Pero lo cierto es que parece solo una forma de lavar su imagen: las mujeres desconfían y creen que la reforma de los talibanes no es realmente posible, ya que su ideología central es fundamentalista y misógina.
Prohibiciones y castigos
Las mujeres temen que los castigos y prohibiciones de los talibanes se impongan de nuevo.
- Prohibición total del trabajo de las mujeres fuera de su casa. Solo unas pocas doctoras y enfermeras podían trabajar en algunos hospitales de Kabul.
- Prohibición total de la actividad de las mujeres fuera del hogar a menos que estén acompañadas de un mahram, un pariente masculino cercano como padre, hermano o esposo.
- Es indispensable que las mujeres vistan la burka, el velo largo que las cubre de cabeza hasta los pies.
- Tienen prohibido el uso de cosméticos, a mujeres que llevan las uñas pintadas les han cortado los dedos.
- No pueden estudiar en escuelas, universidades o cualquier entidad educativa.
- No pueden andar en bicicleta o moto, incluso con el acompañamiento de un mahram.
- No pueden aparecer en los balcones de sus casas o apartamentos.
- Prohibición a las mujeres de reír a carcajadas (Ningún extraño debería escuchar la voz de una mujer).
- Prohibición a las mujeres de usar zapatos de tacón, que producirían sonido al caminar (un hombre no debe escuchar los pasos de una mujer).
- Prohibición a las mujeres de viajar en taxi sin mahram.
- Prohibición de la presencia de mujeres en radio, televisión o reuniones públicas de cualquier tipo.
- Prohibición de que las mujeres practiquen deportes o ingresen a un centro o club deportivo.
- Prohibición de que las mujeres usen ropa de colores brillantes. En términos de los talibanes, estos son “colores sexualmente atractivos”.
- Prohibición de que las mujeres se reúnan para ocasiones festivas como los Eids, o con fines recreativos.
- Prohibición a las mujeres de lavar ropa junto a ríos o en lugares públicos.
- Prohibición de que los sastres masculinos tomen medidas de mujeres o cosan ropa de mujer.
- Prohibición de baños públicos femeninos.
- Prohibición a hombres y mujeres de viajar en el mismo autobús.
- Prohibición de pantalones acampanados (anchos), incluso debajo de un burka.
- Prohibición de fotografiar o filmar mujeres.
- Prohibición de fotografías de mujeres impresas en periódicos y libros, o colgadas en las paredes de casas y tiendas.
- Entre los castigos se encuentran los azotes, golpizas y abuso verbal a mujeres que nos estén vestidas de acuerdo con las reglas de los talibanes, a mujeres que salgan a la calle sin un acompañante masculino o por llevar los tobillos descubiertos.
- Las mujeres acusadas de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio son castigadas con lapidación pública.
Según reporta The Conversation, después de la expulsión de los talibanes, las mujeres entraron en masa en la vida pública en Afganistán.
Eso incluye los campos del derecho, la medicina y la política. Las mujeres representan más de una cuarta parte de los parlamentarios y, en 2016, más de 150,000 mujeres habían sido elegidas para cargos locales.
Los talibanes están hoy imponiendo su autoridad sobre el pueblo afgano utilizando la guerra, como ocurrió en la década de 1990. Las mujeres, ahora, solo esperan que la historia no se repita.
