Los canales cristalinos y limpios y el silencio de sus calles han sorprendido a los residentes de Venecia, que esta semana comenzaron a ponerse en marcha tras la apertura de algunas tiendas tras más de un mes de cierre total.
Las librerías y papelerías, así como las tiendas de ropa para niños pudieron abrir de nuevo a partir del martes, pero solo dos días a la semana.
Las hordas de turistas se evaporaron de los callejones de la encantadora Ciudad de los Doges, y los célebres vaporetti, los autobuses acuáticos, completamente desinfectados, circulan por los canales casi vacíos.
- RECUERDA:
En lugar de la agitación habitual, los residentes, todos equipados con mascarilla y guantes, se preparan a la llamada "fase 2 de contención", que supone el respeto de una serie de medidas para impedir que el brote se propague de nuevo rápidamente.
En la región Véneto, cuya capital es Venecia, se han registrado 940 muertes desde el comienzo de la pandemia, que ha provocado la muerte en todo el país de más de 22 mil personas.
Pese a la exitosa estrategia aplicada por esa región desde que se detectaron los primeros casos, el presidente de Véneto, Luca Zaia, decidió duplicar la distancia de seguridad entre las personas, fijándola en dos metros.
Todo parece indicar que las reglas serán férreas y la afluencia de clientes escalonada. La llamada fase 2 supondrá un cambio radical de las costumbres de los italianos.
Caterina, residente en Venecia, explicó a la AFPTV que estuvo en una librería, donde fue instalada una botella de gel desinfectante a la entrada para los clientes, una novedad.
"Compré muchos libros, los necesito. Es como una droga", confesó satisfecha tras su paso por la tienda.
Claudio Morelli, uno de los propietarios de la librería Marco Polo, reconoció que la situación de las librerías no es muy clara.
"El Estado nos dice que los libros son esenciales, pero las autoridades regionales dicen: 'sí es esencial, pero sólo dos días a la semana'", lamenta.
"Tenemos poca información, muy fragmentaria", sostiene por su parte Elena Franzon, propietaria de una papelería, que no ha sido autorizada aún a abrir el servicio de fotocopias.
Desde el 9 de marzo el gobierno italiano impuso medidas estrictas de contención para frenar la propagación del virus, lo que ha paralizado buena parte de las actividades económicas de la península y en particular al turismo, principal fuente de subsistencia de Venecia.
Como en 1423, cuando la peste azotaba a Venecia, las autoridades locales impusieron reglas muy drásticas de confinamiento, parecidas a las actuales, y crearon una zona roja para internar enfermos y contagiados en la isla de Santa Maria de Nazaret, en medio a la laguna, no muy lejos de la plaza de San Marcos, y que se puede visitar hoy en día.
Hoy como ayer las medidas de contención afectan a toda la población y han sido prolongadas en toda la península hasta el 3 de mayo, con algunas excepciones según la región.
Para llevar adelante esa delicada fase, el primer ministro Giuseppe Conte solicitó a un comité de expertos que elabore un programa de esquemas para la organización del trabajo, con la participación de sociólogos y psicólogos, de manera de obtener un "modelo de convivencia con el virus", algo que será necesario durante mucho tiempo.