En estos días me he encontrado a mí mismo escuchando de nuevo el video de Rodrigo Rosenberg. Pese a todo lo que sabemos sobre este caso (y todo lo que no sabemos pero sospechamos) no deja de impresionarme la energía del mensaje y la actualidad del mismo.
Para los que estuvimos en las manifestaciones de 2009, el de Rosenberg era un llamado a rebelarse contra una cueva de ladrones que se hacía evidente corroía (y corroe) el Estado.
El proceso 2015 recogió ese llamado, lo generalizó y lo llevó a un nuevo nivel. Le dio éxito evidente además, una vez que Baldetti y Molina acabaron entre rejas.
Claro que el mensaje de Rosenberg se vio manchado por múltiples razones, la principal de ellas la investigación que lo señaló como el autor intelectual de su propio deceso. No fue la única.
Los personajes que divulgaron el video resultaron (poca sorpresa para quienes los conocían) de lo más oscuro.
Uno acabó patéticamente vendiendo su prestigio para “salvar” el último despojo del Partido Patriota en pleno 2015. El otro está en busca y captura por formar parte del caso de “La Línea”. Difícil no sospechar que intentaron instrumentalizar lo que vino después de la difusión para su beneficio.
La CICIG de entonces tampoco dio del todo la talla. La de Velásquez no es la de Castresana y desde luego no es la de Dall'Anese. 2015 es un punto de quiebre para la institución que toma el mandato y lo aplica a las redes directamente incrustadas en el poder.
Los otros dos Comisionados pudieron ayudar a construir el armamento (especialmente Castresana) pero apuntaron las armas en distinta dirección y además fallaron.
Fallaron en el fondo y en las formas. Pocos éxitos hay para presentar antes de 2015, hecho que sigue siendo un lastre para la CICIG de hoy.
Presenciamos en estos días uno de los fracasos de persecución penal más claro. El caso de los hermanos Valdés Paiz, que la semana pasada fueron completamente desvinculados de los cargos que se les imputaban.
La CICIG como institución tiene esa mancha y convendría que ahora, de manera transparente, dé su versión. Una forma de mirar hacia atrás con espíritu crítico pero también de mirar hacia adelante con honestidad, sin las restricciones de un proceso abierto.
Todo se ensució pero me sigo quedando con el mensaje. De los mencionados por el jurista dos importantes (Peña de Banrural y Gustavo Alejos) ya están en la cárcel. Gracias a Iván Velásquez ya hemos visto luz arrojada hacia esa cueva de ladrones. El tiempo dirá si veremos el fondo de la misma también.
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