Fue su debut en Champions League con el Barcelona. Malcom Filipe Silva de Oliveira de 21 años acumulaba, antes de ingresar al campo del Giuseppe Meazza, 105 minutos de actividad en partidos oficiales y en su primera jugada anotó el gol que finalmente le dio el empate contra el Inter al cuadro culé y su clasificación a octavos de final del torneo.
La emoción por demostrar que es un buen fichaje quedó demostrada ayer cuando Malcom tomó un balón en tres cuartos de cancha y logró, entre dos defensas, disparar para vencer a un guardameta del Inter inspirado.
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Sus lágrimas al celebrar el gol se traducen en la frustración de espera en una banca donde Ernesto Valverde lo ha mantenido en las últimas jornadas. La imagen de anoche de Malcom en San Siro es la de un joven futbolista que desea demostrar que es bueno.
Malcom resumió de esta forma su frustración, la falta de juego y la contradicción que supone fichar por el Barcelona a costas de una buena cantidad de euros a cambio de permanecer en la silla.
"Jugar en el Barcelona era un sueño de niño, debutar en la Champions marcando queda en la memoria y en la historia", afirmó al finalizar el encuentro.