Un catedrático de Ingeniería de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac) se dio a la tarea de estudiar el expediente de licitación del Libramiento de Chimaltenango y concluyó que existe una "estafa".
En un hilo de Twitter, Marco García, ingeniero civil y profesor de Estructuras y Planeamiento, hizo una cronología que empezó con la adjudicación de la obra a Constructora Nacional, S.A. (Conasa), empresa de la que fue presidente Álvaro Mayorga, vinculado al caso Construcción y Corrupción.
En ese caso, el Ministerio Público y la CICIG develaron una red de pago de sobornos dirigida por el exministro de Comunicaciones prófugo, Alejandro Sinibaldi.
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García recuerda que el proyecto se adjudicó en 2014 a Conasa por un total de 312 millones de quetzales, por una construcción de 15.32 kilómetros de asfalto. "Era del Km. 48 al 64 (14 kilómetros) Aunque la licitación indica 15.323 km.", detalló.
Usando el extracto de un medio de comunicación, el catedrático recordó que en 2017 el monto de la obra se había incrementado en 125 millones de quetzales y ya llevaba un año de retraso.
Un año después tenían el mismo problema, pero la ley les impedía ampliar el contrato más del 40% de su valor original, por lo que decidieron reducirle trabajo a Conasa a solo 11.7 kilómetros y así modificar el contrato.
Luego se hace un nuevo concurso por 2.36 kilómetros y se le adjudica a la empresa Renova, como único oferente. El kilómetro tendría un costo de 32.96. "Casualidad que el monto era cercano al estimado por la entidad", refuta García.
Aunque el precio por kilómetro fue similar en la segunda licitación, el catedrático encontró diferencias en los costos unitarios de cada empresa.
Al final, el costo total de la obra fue de 539.08 millones de quetzales, de los cuales 438 millones fueron para Conasa, 77.8 millones de quetzales para Renova; y 23.29 para la supervisión que hizo Tekton, por lo que el costo por kilómetro fue de 38.34 quetzales.
El dictamen técnico del Ministerio de Comunicaciones no reveló ningún problema en la adjudicación. "TODO NÍTIDO. Buenos planos, el precio bien... todo cumple como la mejor obra de ingeniería en Centroamérica", detalla el profesor, quien encontró que no se contempló la construcción de muros de contención, ni mucho menos.
El profesor de la Usac recordó que el último derrumbe ocurrió en el kilómetro 61, lo que significa que es responsabilidad de Conasa, un "contrato que ya está finiquitado y pagado".
En tanto, este día el Libramiento de Chimaltenango debió ser cerrado de nuevo debido a que, al momento de tratar de liberar la carretera, hubo un nuevo derrumbe.
No es correcto
Sin embargo, el ministro de Comunicaciones, José Luis Benito, aseguró que el análisis del catedrático es incorrecto. El funcionario aclaró que la obra no se ha recibido ni liquidado, y aún cuando ya se hubiera hecho, el Estado cuenta con 18 meses más para reclamar cualquier problema que se presente y los trabajos de reparación corren por la empresa.
Además, existe la "Fianza de Conservación de la Obra", lo que da la garantía de exigir que se reparen los daños que puedan suscitarse después de recibida y liquidada la obra.
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Benito aclaró que, en el caso de la contratación de Renova, se hizo porque habían 2.4 kilómetros de la carretera que no se podía avanzar debido a que era propiedad privada y los dueños no querían vender y lo hicieron hasta que el Congreso aprobó una ley de expropiación relacionada con el Libramiento.
Asimismo, "Conasa tenía sólo 10 millones de quetzales asignados para la compra de terrenos, pero la Dirección de Catastro y Avalúos de Bienes Inmuebles (Dicabi) los valoró en 68 millones", razón por la que, usando la Ley de Contrataciones del Estado, se hizo un "decremento del contrato" de los 2.4 kilómetros y se sacó una nueva licitación.
El titular de Comunicaciones reconoció que Renova ofreció precios más bajos, pero explicó que el contrato con Conasa no lo hizo este Gobierno, sino que lo heredaron de la administración de Alejandro Sinibaldi, quien se encuentra prófugo de la justicia, por varios casos en su contra, uno de ellos relacionado con el cobro de coimas para favorecer la contratación y pago de determinadas empresas.
Otro de los puntos que Benito difiere del análisis de García, es que el catedrático asegura que la adjudicación se hizo por una construcción de 15.32 kilómetros, cuando realmente se contrataron 14. El ministro explica que "no son carreteras paralelas", sino que el Libramiento tiene una longitud más grande que la carretera principal de Chimaltenango.
Para explicarlo, el funcionario elaboró un bosquejo, en donde muestra cómo el Libramiento inicia en el kilómetro 48 y concluye en el 62, pero no va en línea recta, sino que tiene una curva que lo hace de 15.32 kilómetros y no 14 como podría interpretarse.
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