Maher Moisés Montenegro Cardona tenía claras sus instrucciones. Debía esperar la señal, cuando Byron Lima Oliva estuviera en el sector conocido como “La Sexta”, para desenfundar su arma y dispararle. Había que apuntar a la cabeza y, cuando viera el cuerpo desplomarse sin vida, no dudaría en acabar con el resto de presos.
A las 9 de la mañana del 18 de julio de 2016 se produjo una masacre producto de una pugna entre dos estructuras criminales. Aunque el control de la Granja Penal de Pavón estaba en juego, el peligroso narcotraficante Marvin Montiel Marín, alias "El Taquero", también tenía motivos personales para planificar y ejecutar el asesinato de Lima Oliva y de todo su círculo cercano.
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La investigación del Ministerio Público (MP) reveló los motivos detrás del asesinato del “reo más poderoso del país” y por lo menos una docena más de reclusos dentro de Pavón. En conferencia de prensa, la fiscal general del MP, Thelma Aldana, y el comisionado de la CICIG, Iván Velásquez, desvelaron una lucha de poder y control de negocios millonarios entre "El Taquero" y “El Capitán” Lima Oliva.
La tensión
La relación entre Montiel Marín y Lima Oliva nunca fue cordial. Su primer encuentro fue en 2015 cuando ambos estaban privados de libertad en la cárcel de Matamoros. Desde entonces, según la investigación del MP, existía una rivalidad entre los dos hombres.
En enero de 2016, Montiel Marín fue sentenciado por el asesinato de 16 personas y lo trasladan a Pavón para cumplir su sentencia. Dentro de la prisión monopolizó la distribución y la venta de droga, introdujo estupefacientes de mejor calidad y redujo el precio de venta.
"El Capitán" llegó a Pavón en 2016 también. Al ser un reo que prefería tener todo bajo su control, no tardó en ganarse el respeto y temor de la población reclusa. Se apoderó de negocios ya establecidos dentro de la cárcel, empezó a cobrar a otros privados de libertad por recibir visitas, por ingresar ilícitos como bebidas alcohólicas y cigarros, y por trasladarlos de un sector a otro del inmueble.
A "El Taquero" las nuevas normas impuestas por Lima le incomodaron. La tensión alcanzó su punto álgido cuando los hombres de “El Capitán” empezaron a revisar excesivamente a los visitantes de Montiel Marín. El narcotraficante empezó a recibir vejámenes y sus allegados también. Lima ya no estaba dispuesto a permitir la venta de droga.
"El Taquero" no iba a tolerar ese trato y decidió matar a Lima y a toda la banda de este último para tomar control de los negocios y la población dentro de la cárcel.
El Plan
Montiel Marín le encargó a su esposa, Sara Cruz, que comprara municiones; y a una amiga cercana, María Martha Castañeda Torres, la sobrina de la excandidata a la presidencia Sandra Torres, que ingresará explosivos a la prisión. Con ayuda de otros dos cómplices, metió a Pavón todo un arsenal escondido en sacos de cemento con la excusa de que era materia prima para una carpintería que funcionaba dentro del centro.
A eso de las siete horas se reunieron en la bartolina de “El Taquero” todos los tiradores que habían sido reclutados para la tarea. Ahí el narcotraficante les repartió las armas y les dio órdenes especificas. Poco después de las 8 salieron en busca de Lima.
Cerca de las 9 horas les avisaron que “El Capitán” estaba caminando con guardaespaldas y con la modelo Johanna Birriel por el sector elegido para darle muerte. Montenegro Cardona empuñó su pistola 9 milímetros cuando vio al objetivo. Lima lo vio sacar el arma y tuvo tiempo de levantar su mano. El hombre presionó el gatillo siete veces y el reo más poderoso cayó muerto.
Rápidamente los otros atacantes se encargaron de neutralizar a la seguridad, a la mujer y a otros afines que salieron cuando escucharon las primeras detonaciones. El grupo lanzó una granada, de las que ingresó Castañeda Torres, para aturdir a los rivales y bloquear cualquier intento de responder al fuego.
Entre la confusión, los tiradores escaparon y se refugiaron en el sector 9. Un segundo grupo de privados de libertad afines a “El Taquero” atacaron a otros cuatro miembros de la red de Lima Oliva, los mataron y decapitaron.
Mientras tanto, Montiel Marín era custodiado por dos hombres en una bartolina. Luego de que le notificaron que “El Capitán” estaba muerto, a eso de las 10 y 11 horas, los hombres se encargaron de meter todas las armas en un costal y de deshacerse de ellas. A la fecha, el MP no ha logrado encontrar el arsenal.
Lima Oliva quedó tendido en el patio junto con otros cuatro cuerpos. Aún portaba el chaleco antibalas que siempre usaba.
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Finalmente, todos los tiradores que participaron en el asesinato de Lima Oliva enviaron una carta a Montiel Marín. Ahí le manifestaron su lealtad y también le pidieron dinero, ropa y zapatos. “El Taquero” cumplió las peticiones.
Conocimiento de las autoridades
El comisionado de la CICIG, Iván Velásquez, dijo que las autoridades sabían que la vida de Lima Oliva corría inminente peligro. Varios informes de inteligencia interna del Sistema Penitenciario (SP) dieron aviso sobre una conspiración para matar a “El Capitán”, en varios de ellos se recomendaba trasladarlo. Era bien sabido que existía tensión con “El Taquero”.
No obstante, cuatro días antes del atentado la Dirección General del SP decidió retirarle a los dos custodios que tenía asignados Lima Oliva, quienes lo acompañaban en todo momento por la prisión.
En total, 17 personas están procesadas por el asesinato. Entre ellas “El Taquero”, quien ya estaba cumpliendo una sentencia de 850 años y probablemente sabía que no tenía nada que perder.