Pereza me da tu presencia. Me recuerda de dónde venimos y me dice poco hacia dónde vamos. Me da, de hecho, cierta desazón. Quizá sea imposible que nos libremos de convivir contigo, de que pase lo que pase, siempre salgas ganando.
Va a tener que ser contigo ¿verdad? Algo harás para reinventarte, para entender hacia dónde va la marea y capear el temporal. Demasiado astuto, demasiadas conexiones cuidadosa, pacientemente construidas y debidamente aceitadas por décadas no se van sin más.
Sospecho que no hay futuro que no sea contigo. Con la mediocridad de tu presencia. Con el omnipresente símbolo del que poco ha creado y mucho ha conseguido a cambio.
Si a alguien imagino reconvirtiéndose es a ti. Después de haber sido el último que apoyó a la maldad, te voltearás y serás el primero en señalar la indecencia. De esos que son los primeros en tirar la primera piedra.
Pese a los últimos eventos no creo que se de una gran lección significativa. Deprimente cómo no siempre hay justicia en la tierra, no hay karma y no todo el que debe, paga.
Sin embargo hay que aguantarse porque vivimos contigo ¿qué remedio si estás en todas partes? Aunque sea a través de relaciones exclusivamente utilitarias ahí estás. Difícil ignorarte.
Estar contigo es estar con el poder oportunista. Lo mismo con unos que con otros y siempre democrático en tus dádivas, sin diferenciar entre ideologías e identificando el deseo omnívoro de adquirir.
Qué bien les entiendes ¿verdad? Será que antes de subir al Olimpo, antes de ser don, fuiste uno de ellos. Más listo eso sí, con miras infinitamente más amplias que el promedio.
Lo peor es que el éxito es inevitable, innegable, impepinable. Lo impensable para muchos, para ti fue realidad. Eres ahora, para ellos, lo aspiracional.
Algunos creen que hay una posibilidad del cambio contigo. A mí sin embargo me parece que estar contigo significa no tener claro hacia dónde se va. Estar contigo es arriesgarse a que en medio de la travesía, como el escorpión, saques tu naturaleza.
La carga de estar contigo es la carga del pasado. Estar contigo es estar con el pillo, con el que triunfa a través de la puñalada trapera. Por eso no quisiera estar contigo, aunque suene a rabieta.
Quizá sea inevitable cohabitar contigo pero podemos intentar que no sea cómodo para ti. Quizá a lo máximo que podemos aspirar es a recordarte qué eres y cómo llegaste a donde estás. A hacerte incómoda la travesía. Aunque solo eso sea, habrá que intentarlo.
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